3  Escape y Cimarronaje

3.1 Felipe el Negro 1549

Según Sosa y Arce (1911, p. 98) en su acápite sobre el “Alzamiento de Felipillo” las cosas tuvieron la forma siguiente:

En 1549 se huyó del Archipiélago de Las Perlas un negro llamado Felipillo, quién arrastró consigo a otros esclavos de las pesquerías y estableció su Palenque en el Golfo de San Miguel, donde pronto afluyeron nuevos escapados de la Ciudad de Panamá y de las haciendas vecinas.

Felipillo fue atacado por el Capitán Francisco Carreño, quien incendio los bohíos, destruyó las sementeras y entregó a su regreso a Panamá, al Gobernador Clavijo, 30 Prisioneros de los cuales uno fue descuartizado en público para que tal acto sirviera de escarmiento.

En su escrito de 1943 el Académico Correspondiente de la Academia Panameña de la Historia, don Fernando Romero(1943, pp. 3–34) , dice así de Felipillo:

Hasta que, en 1549, mientras se desarrollan los álgidos sucesos del Perú, estalla airada amenaza. El esclavo Felipillo huye del archipiélago de Las Perlas, establece su Palenque en San Miguel.

A éste acuden cimarrones de Panamá y de las haciendas y todos empiezan a robar e incendiar. El Gobernador envía contra ellos al Capitán Francisco Carreño. Este atácalos, quema sus sementeras y bohíos y hace 30 prisioneros de los cuales uno es descuartizado en la Ciudad de Panamá, para escarmiento de los otros esclavos.

Sobre estos datos, añadía Fortune (1970, p. 37) lo siguiente:

Y ello lo encuentran en la persona de Felipillo, negro ladino de grandes cualidades; audaz y temerario, de inteligencia privilegiada, quién se alzó y huyó de las pesquerías en las Islas Reales, arrastrando consigo otros negros y a quien se le unen muchos de la Costa del Pacífico, e inicia de inmediato la depredación de esa región.

Felipillo establece su Palenque, cercado de grandes estacas y profundas fosas, en el Golfo de San Miguel, a 30 leguas de Panamá.

Allí los Cimarrones, tratan de recomenzar su primitiva vida. Con tallos de las palmas y ramas de los árboles construyen bohíos; de las hojas de las palmas hacían gruesos petates que cubrían con pieles de animales que usaban como escudos; de la piel de los animales que había cazado para su alimentación se abrigaban contra la humedad e intemperie del clima.

De las maderas más duras elaboraban arcos, lanzas y flechas, de la caña, cuchillos y, del hierro de las argollas y cadenas, las puntas de hierro de las lanzas y flechas, ya que como apunta Anderson: “entre los esclavos fufitivos había herreros …” estirando las tripas de los monos para las cuerdas de los arcos. Con estas armas rudimentarias y algunas otras tomadas de los castellanos en su fuga o durante los combates, Felipillo y su gente comienzan su lucha contra los españoles.

Atacan las haciendas de la región costera, aterrorizan las plantaciones, asaltan las pesquerías, saquean y queman las casas de purga de los ingenios, asesinan adultos, toman compañeras, de entre las cuáles se encontraban ocasionalmente mujeres blancas e indias, y causan otros perjuicios.

Al tener conocimiento los otros negros fugitivos y los esclavos aún bajo cautiverio de Panamá y sus alrededores de que en el Golfo de San Miguel los negros, la casi totalidad dedicados a la pesca en el Archipiélago de Las Perlas, han establecido una colonia y acaban de declarar la guerra a quienes los tenían esclavizados, al Palenque de Felipillo acuden en gran número para unírsele y luchar por su libertad.

La situación se pone crítica. Los daños que estos rebeldes están causando aumentan constantemente. Felipillo se presenta a los españoles como un enemigo cada vez más peligroso y temido. Era indispensable hacer algo; era preciso destruirlos, acabar con estos negros levantiscos y así detener sus desmanes.

Para tal fin, en el mes de Febrero de 1545 … “El Gobernador (Sancho Clavijo) envía contra ellos al Capitán Francisco Carreño. Este atácalos, quema sus sementeras y bohíos y hace 30 prisioneros de los cuales uno es descuartizado- en la Ciudad de Panamá para escarmiento de los otros esclavos…” (Romero, 1943), por haber, se dijo, dado muerte con alevosía y crueldad no vista a un español. Los demás fueron ya ahorcados, ya quemados, asaeteados o se les cortaron los pies.

La información fundamental sobre el caso es la siguiente (Carreño, 1562, fol. 39):

En la cibdad de Panamá deste rreyno de Tierra Firme en cinco días del mes de Septiembre año del señor de mill e quinientos y sesenta y dos años antel muy magnífico señor Pedro de Azevedo Alcalde hordinario por su Magestad en esta dicha gobernación y por ante mí Diego Rodríguez escribano público desta dicha cibdad paresció presente el Capitán Francisco Carreño vezino desta dicha cibdad e presentó un escrito de pedimento e un interrogatorio de preguntas firmado de su nombre que su thenor del qual uno en pos del otro es deI thenor siguiente:

Muy magnífico señor:

El Capitán Francisco Carreño vecino desta Cibdad digo que a mi derecho conviene hacer ante vuestra Merced probanza ad perpetuam re memoriam o en la que mas de derecho haya lugar del tiempo que he estado e rresidido en estas partes de Indias y lo que he servido a Su Magestad.

A Vuestra Merced pido mande que los testigos que presentare se esaminen por estas preguntas que presento mandando para ello citar al fator de Su Magestad para que si quisiere se halle presente y alegue lo que le paresciere cerca dello y para ello etc.

Francisco Carreño.

Pregunta No. 2

Yten si saben así que los años pasados de quarenta y nueve años que podrá haver trece años poco mas o menos se huyo e alco de la ysla y hacienda de Hernando de Carmona vecino desta Cibdad un negro ladino llamado Felipe que llevo consigo otros negros e indios y con la gente que llevo e con otros yndios e negros cimarrones que se llegaron hizo un palenque cerrado de madera y dentro sus bohios en el Golfo de San Miguel y recogía los negros huidos que se huian de las yslas de Las Perlas y desta cibdad y hacían muy gran daño a las haciendas de los vecinos desta cibdad de tal manera que si fuera en maior crecimiento para averlo de dizipar e matar fuera nescesario grande junta de jente y gastar mucha cantidad de pesos de oro ansi de la hacienda real como de los propios delta cibdad digan lo que saben.

Pregunta No. 3

Yten si saben etcetera que el año de mill e quinientos e cinquenta e un años por el mes de hebrero siendo governador deste reyno Sancho de Clavijo el dicho Capitán Francisco Carreño yendo a buscar ostrales de perlas al Golfo de San Miguel treinta leguas desta cibdad topo con una canoa de yndios e negros zimarrones en una ysla que se llama ysla de yguanas y tomando la dicha canoa e un yndio della que llevo por guia con dos hombres de su casa e negros e hombres suyos fue al palenque e poblazon que thenía hecho el dicho negro Felipe y tomo el dicho Palenque y lo quemo con los dichos bohios e comidas que tenían y allí tomo todos los negros negras e yndios e yndias que seria cantidad de treinta personas y los truxo a esta cibdad y los entrego al dicho governador Sancho de Clavijo sin le dar por ello sueldo ni interese ninguno antes lo hizo a su costa y mension y por traer la dicha gente de cimarrones que avia tomado se le perdió un barco nuevo en que traia la dicha gente en la ysla de San Telmo que valía el dicho barco mas de seiscientos pesos de oro sin tener otro interes el dicho capitan Francisco Carreño mas de servir a su magestad y hacer servicio y buena obra a esta rrepublica y vecinos della la qual se hizo muy notoria en dicipar el dicho palenque y negros digan lo que desto saben etcetera.
Testigo Bernardo Gallo.

A la segunda pregunta dixo que save este testigo que por el tiempo contenido en la pregunta el dicho negro Felipe del dicho Hernando de Carmona se le huyo e alco de la Ysla de las Perlas al Golfo de San Miguel y llevo consigo a otros negros y negras e yndios e yndias al alcabuco lo qual save porque en la dicha sacon este testigo estava en la dicha ysla de las Perlas en la hazienda del dicho Hernando de Carmona y save e vido como el dicho Felipe negro se fue e ausento como dicho tiene con ciertos negros e negras yndios e yndias e queste testigo después desto oyó decir que se le avian juntado con el dicho Felipe negro otros negros y negras zimarrones y que el dicho negro Felipe con los otros negros e negras que tenia avia hecho un pueblo en el dicho Golfo de San Miguel y su rroca y que estava cercado de un palenque lo qual oyo decir a personas que lo vieron que esto sabe de esta pregunta e no otra cosa.

A la tercera pregunta dixo que save este testigo que por el tiempo contenido en la pregunta siendo governador en este rreyno el dicho Sancho de Clavijo a lo que este testigo se acuerda le vido este testigo ir al dicho Capitán Francisco Carreño con jente suya al dicho Golfo de San Miguel a buscar ostrales de perlas para pescar e que una vez le vido este testigo que el dicho Francisco Carreño quendo bolbio truxo dos o tres negros zimarrones e unos yndios que estaban con ellos e vido este testigo que el dicho Capitán Francisco Carreño truxo los dichos negros de la Ysla de las Perlas para los entregar a la Justicia de esta dicha cibdad e que este testigo oyo decir que el dicho Capitán Francisco Carreño avía entregado los dichos negros e yndios a la Justicia deste cibdad que havian hecho quartos el uno de los dichos negros por que havia muerto a un cristiano e que este testigo cree e tiene por cierto que no se le dio cosa alguna al dicho capitán Francisco Carreño por lo susodicho sino que lo hizo a su costa e que sabe este testigo que el dicho capitán Francisco Carreño perdió un barco nuevo en San Telmo que avia venido del Golfo en busca de mantenimiento para el capitán Francisco Carreño e gente que avia llevado e que esto save desta pregunta e no otra cosa.
Testigo Juan Batista

A la segunda pregunta dixo que save este testigo que puede aver el tiempo contenido en la pregunta que el dicho Felipe negro ladino del dicho Hernando de Carmona se alco e que fue zimarron de la hacienda e ysla deI dicho su amo y llevo consigo ciertos negros e yndios e yndias al Golfo de San Miguel lo qual save porque este testigo estaba a la sazon que se fue en la dicha ysla de las perlas e que este testigo oyó decir y asi fue publico y notorio que el dicho Felipe negro hizo en el dicho Golfo de San Miguel un rrancho cerrado de madera y dentro sus bohios e sus rrocas e que rrecogia los negros e negras que se ausentaban desta cibdad e de las dichas yslas e que este testigo oyó decir que el dicho Felipe negro hacia daño a los vecinos desta cibdad e de las dichas yslas lo qual save porque lo oyó decir a personas que vieron el dicho pueblo e palenque e todo lo demas que dicho tiene e que este testigo cree e tiene por cierto que si no fuera desbaratado e que si fuera en crecimiento que el dicho pueblo del dicho negro Felipe hiciera grande junta de gente e que para dizipar despues gran costa e gasto e junta de gente para ello e que esto cave desta pregunta.

A la tercera pregunta dixo que save este testigo que por el tiempo contenido en la pregunta el dicho Francisco Carreño fue al Golfo de San Miguel con su barco y gente en busca de una canoa de negros e yndios de pesar perlas que se le avia ydo e ausentado de su ysla y en el viaje fue publico y notorio que el dicho capitán Francisco Carreño topo en la dicha ysla de Yguanas una canoa de negros e yndios zimarrones el cual la tomo con la gente que traya y sabido e tomado lengua dellos el dicho capitan Francisco Carreño fue con su persona y gente al pueblo del dicho Felipe negro y lo tomo con la gente que en el estava e quemo el dicho pueblo e rrocas y palenque e lo dizipo e truxo la gente de negros e negras e yndios e yndias zimarrones que avia en esta dicha cibdad e los entregar a la justicia que a la sazon era e que este testigo cree que hera governador el dicho Sancho de Clabijo e que este testigo vido que hizieron justicia de ciertos negros dellos e que este testigo cree e tiene por cierto que hizo lo susodicho el dicho capitán Francisco Carreño a su costa sin que para ello se le diese por la justicia cosa alguna por que si se le diera este testigo lo supiera e no pudiera ser menos por ser vecino desta cibdad e que save este testigo que se le perdio en la dicha sazon al dicho capitán Francisco Carreño un barco nuevo en la Ysla de San Telmo no save este testigo si fue trayendo la dicha gente o como fue e que save que en desbaratar el dicho pueblo e tomar los dichos negros fue gran servicio para su magestad e vien desta cibdad e rrepublica.

Discusión

Uno de los datos que tienen interés y que no aparece discutido por Sosa y Arce (1911) o por Romero (1943) o por Fortune (1970) es de dónde exactamente se escapó el negro Felipe. Carreño fija el sitio en la isla y hacienda de Hernando de Carmona. Va a ser muy difícil fijar esta localización. La impresión que se tiene es aún muy general, referida al Archipiélago de Las Perlas.

La isla y hacienda puede significar que Hernando de Carmona era dueño de una isla, sólo de él, donde tenía su hacienda, de donde escapó el negro Felipe. Entonces puede ser cualquiera de las islas habitables del Archipiélago; pero habría qué descontar la gran Isla del Rey.

Posible es Pacheca, o Saboga, bien poblada en 1883 y cuartel de pesca de perlas. Contadora debería ser eliminada porque carece de agua potable. Chapera es posible.

Abel Lombardo Vega ha tenido el acierto de traducir el “Viaje al Istmo: 1881-1883” de Carl Bovallius (1972). Bovallius pensaba que Chapera fue el cuartel de John Oxenham. Pájaros o Mongo Mongo, es también posible, estaba habitada en 1883 según Bovallius. Viveros es también posible. Mina carece de agua potable. Casaya, habitada. Bayoneta no tiene agua potable. Pedro González - posible. San José - posible. Pero el testigo Bernardo Gallo parece definir la Ysla de las Perlas o sea ¿la Isla del Rey?

Felipe era un negro ladino según se desprende de las observaciones de Carreño. Ladino era españolado de lengua. Esto es interesante, porque toda “colonización” de este tipo de gente podía empujar un frente castellano contra los indios. Es decir, aumenta el área en donde se hablaba castellano en detrimento del área donde se hablaban otras lenguas.

Sobre la localización exacta del Palenque. La operación parece haber consistido en que Francisco Carreño capturó gente del Palenque de Felipe cerca de la Isla Iguana en el Golfo de San Miguel. A continuación, atacó y dice que destruyó el Palenque. Es posible que el Palenque de Felipe el Negro estuviera por los alrededores inmediatos de la Isla Iguana, mencionada por Carreño. Se supone que cae por los alrededores de la actual población de Río Congo, cerca de la Punta de San Lorenzo.

En el caso de Felipe el Negro, lo que salta a la vista es la angustia española con respecto a la organización que se fundaba en las cercanías de sus límites efectivos. Esta angustia estaría relacionada con los siguientes puntos:

  1. Poco deseo de privarse de los servicios de esos negros.
  2. Poco deseo de dejarlos organizarse para estatalmente de manera que sus dispositivos llegaran a ser una verdadera amenaza contra sus instalaciones en el Istmo.
  3. De evitarla formación de un área de concentración para negros evadidos dentro de la Tierra de Nadie donde comenzaba la fluida frontera con los indios Cuna.

Carreño (1562), en el informe de sus servicios menciona los puntos siguientes (pregunta No. 2):

  1. Que en el año 49 se huyó y se alzó de la isla y hacienda de Hernando de Carmona un negro ladino llamado Felipe que llevó consigo otros negros e indios y allá se llegaron indios y negros cimarrones. Hizo un palenque cerrado de madera y dentro sus bohíos.
  2. Sobre este asunto n.º 2 decía el testigo Bernardo Gallo: Confirmó lo dicho; el mismo lo sabía porque estaba en la Isla de Las Perlas en la hacienda de Carmona. Sabía y vio como se ausentó Felipe. Oyó decir que se le habían juntado al evadido otros cimarrones, y que Felipe había hecho un pueblo en el Golfo de San Miguel, con rozas. La única aparente discrepancia entre Carroño y Gallo es sobre: ¿Dónde estaba la hacienda de Carmona?
  3. El testigo Juan Batista comentó (pregunta n.º 2): Que el Felipe era un negro ladino de Hernando de Carmona. Que fue cimarrón de la hacienda e isla de su amo. Y con este testigo, permanece el problema: ¿Era la llamada Isla de las Perlas, la actual Isla del Rey, o alguna otra? Juan Batista estaba en la Isla de Las Perlas. Fue público y notorio que se hizo el cimarrón un rancho de madera y dentro sus bohíos. En este punto Juan Batista de alguna manera equivoca algo. Confunde un cercado de madera con un rancho.
  4. La pregunta n.º 3 de Carreño, inquiría por los puntos siguientes:
    1. Cuando iba a buscar ostrales de perlas al Golfo de San Miguel topó con una canoa de indios y negros cimarrones en Ysla de Iguanas.
    2. Cogió a un indio de guía, el cual lo llevó al Palenque de Felipe, el cual capturó, quemó el Palenque, cogió 30 prisioneros, los trajo a Panamá.
  5. Sobre la pregunta n.º 3, dijo Bernardo Gallo:
    1. Gallo vio la partida de Carreño a buscar ostrales.
    2. Cuando Carreño volvió, lo hizo con 2 ó 3 negros cimarrones y unos indios. Los trajo de la Isla de las Perlas para entregarlos a la justicia. A uno lo mataron (lo descuartizaron) porque había matado a un cristiano. Gallo contradice el número de cautivos negros, de 30 a 2 ó 3 cautivos. Además, el punto de partida de Carreño lo pone en la Isla de las Perlas y no en los alrededores de la Yguana.
  6. Sobre la pregunta n.º 3 Juan Batista declaró:
    1. Que Carreño había ido al Golfo de San Miguel en busca de una canoa de negros e indios de pescar perlas que se le habían escapado de su isla. Se trata de enormes contradicciones con respecto a lo que declaraba Carreño. Pero parece que Juan Batista andaba despistado en todo.
    2. Que Carreño topó en Iguanas con una canoa de negros e indios cimarrones, la cual tomó. Que después quemó el palenque e hizo cautivos, pero no especificó más.

Definitivamente, parece que las cosas ocurrieron más o menos como dicen Carreño y Gallo. No se puede confiar en Batista. Y quedaron dos problemas grandes:

  1. ¿Cuánta gente capturaron?
  2. ¿De dónde se escaparon los de Felipe?

Pero eso no es todo: en el informe de Carreño, y en las deposiciones de sus testigos, nunca se habla de un asunto que tiene singular valía. ¿Qué fue lo que pasó con el Jefe Felipillo?

3.2 Vaíano (1555)

En el Istmo de Panamá, la discusión sobre este personaje y su real fama la comenzaron a inicio de este siglo los señores Sosa y Arce (1911, p. 98). La difusión de su libro puso en manos de los istmeños la siguiente versión:

Durante el siguiente gobierno, presidido por Don Álvaro de Sosa, (1533-1555) la audacia de los cimarrones- como se les llamaba a los negros alzados- llegó a tales extremos, que por indicación del Marqués de Cañete, Virrey del Perú, quien a la sazón pasaba por Panamá, se resolvió emprender una campaña formal contra ellos.

Al efecto, una fuerza mandada por Gil Sánchez salió para la región de Chepo en busca de Bayano, con tal mal éxito que a los pocos días regresaron a la Ciudad 4 soldados, únicos sobrevivientes del desastre que sufrió la expedición.

Organizada otra tropa, logró el Capitán Carreño sorprender el Palenque de Bayano, apresar al caudillo y conducirlo a Nombre de Dios, donde por el momento se encontraba el señor Sosa. Quiso éste emplear los medios conciliatorios para atraer a la sumisión el grupo de los rebeldes y firmó un convenio para cuyo cumplimiento volvió Bayano al campo, donde, con burla de lo pactado, continuó con más saña sus depredaciones.

Una expedición mejor provista y equipada, constante de 200 hombres al mando de un experto y valiente capitán, Pedro de Ursúa, abrió nueva campaña contra los cimarrones, los que al cabo de 2 años de lucha tenaz y difícil fueron rodeados y obligados a rendirse mediante una capitulación. Ursúa, sin embargo, hizo matar a varios de los principales capitanes insurgentes, pero a Bayano lo trajo, como un trofeo, a Panamá.

En recuerdo de los hechos cometidos por los cimarrones en las márgenes del Chepo o Coquira, se dio a éste río el nombre del célebre Bayano.

El documento principal sobre el caso Bayano: (Aguado, 1963).

Las casas y los poblados

El alojamiento principal de los negros estaba de este que he señalado, la costa adelante quince leguas, algo apartado de la mar …

… que llegado que fue Orsúa al paraje del pueblo o estacaje de los negros, se alojó cerca de la marina en lugar conveniente, y procuró dar vista a la población de los esclavos, la cual estaba situada y puesta sobre la cumbre y cuadrilla de una alta y empinada loma fortificada por naturaleza de tal suerte, que casi por todas partes eran muy profundos despeñaderos hechos o criados de tal suerte, que no solo en ninguna manera se podía subir por ellas pero si acaso acertara a caer de lo alto alguna persona, sin llegar al suelo se hiciera innumerables pedazos.

Por los dos frentes de esta loma o cerro tenían los negros hechos muy angostos caminos por tal orden, que con pocas piedras que dejaran caer, impedirían a cualquiera ánimo y número de gentes, la subida.

Y además de esto el remate de estos dos caminos, en el principio de la loma tenían fortalecidas las entradas con recios palenques y puestas tales, que no así fácilmente podían ser descompuestas por los nuestros aunque fuesen subidos por todo el camino.

En la cumbre de esta loma estaban edificadas las casas y bohíos de los negros a través o atravesadas conforme al ancho de la cuchilla, que no era más del que los bohíos ocupaban, que era harto poco; y entre las casas y por algunos lugares bajos y desocupados tenían hechos muy hondos hoyos o silos llenos de todo género de comida de la que ellos acostumbraban coger y criar para su sustento.

En este fuerte alojamiento estaba solamente el Rey Bayamo con la gente de guerra. De allá salir a hacer sus correrías y asaltar por los caminos pasajeros de españoles aunque estaban muy apartados.

Fuera de aquí tenían la tierra adentro otro alojamiento o fuerte aunque no tan coronado como el que he dicho, donde tenían sus mujeres e hijos y la otra gente inútil …

Gobierno

De la presa que Pedro de la Fuente hizo en los negros que de suso he referido, fue escogido uno de aquellos esclavos que pareció más bien acomplisionado y dócil para lengua y guía o adalid de aquella tierra, donde estaban recogidos los negros y para información y claridad de lo que adelante fuese necesario saber y entender.

Este dio noticia muy larga de la parte y lugar donde estaba situada aquella ladronera y alojamiento de esclavos huidos, que afirmaba ser más de 300, de los cuales había sido tanta y tal la desvergüenza, que ellos entre sí eligieron o alzaron por cabeza principal suyo, un negro de buena disposición y fuerzas, muy ladino o españolado en la lengua, a quién llamaron el Rey Bayamo.

A este servían y respetaban con veneración de príncipe, mezclando los ritos y ceremonias que en Guinea los más de ellos hacen con sus Reyes y principales con veneración y acatamiento, que después veían o habían visto usar a los españoles con sus jueces y superiores, y ahí se gobernaban con una cierta manera de magistrado, aunque bárbaro, usando este Rey Bayamo, con todos los que le eran sujetos, de toda la potestad que en sí era y había, haciéndose obedecer y temer y cumplir muy por entero lo que mandaba.

Había, junto a donde estaban fortificados, un pueblo de indios llamado Caricua, cuyos moradores habían sujetado y puesto debajo de su servidumbre con rigurosa violencia, quitándoles las hijas y mujeres, y mezclándose y envolviéndose ellos con ellas, donde engendraban otra diferente muestra de gente, en el color bien de semejable a la del padre ni a la madre los cuales, aunque son llamados Mulatos y por esta muestra lo son, tienen muy poca similitud a los hijos de negras y de blancos, y así por oprobio los que actualmente son mulatos, llaman a los de esta mezcla que he dicho de negros e indias, Zambahigos, como a gente que no merece gozar su honroso nombre de mulatos …

Ceremonias

La orden que en celebrar las cosas de su religión estos negros tenían, era ésta; que para haber de imitar la celebración de la Misa, el Obispo se vestía un camisa de una negra y sobre ella una túnica de grana, y se arrimaba a cierta manera de altar que en un santuario tenían hecho y allí en presencia de todos los circunstantes que le iban a oír y a ver, ponían un jaraco de vino y un buen bollo de pan que ellos tenían, y cantando cierto cantar en su lengua materna, le respondían los demás que le estaban oyendo, y allí, en presencia de todos se comía el pan y bebía el vino, y con esto y con comerse el pan y beberse el vino acababa su oficio y quedaban todos satisfechos, lo cual se hacía y oía con mucha atención y devoción.

Lo que en sermones o predicaciones trataba o decía era, persuadir a los oyentes que conservasen con obstinación su libertad, defendiendo con las armas en las manos el pueblo y tierra que tenían y poseían, y que sustentasen a su Rey que se decía Bayano, a quien todos acataban y reverenciaban, con la reverencia y obediencia que al señor y rey natural se debe y de la propia suerte que las otras gentes le suelen hacer, pues los había de mantener y gobernar en justicia y defenderlos de los españoles que los deseaban destruir.

En el bautizar las criaturas tenían esta orden: que juntándose y congregándose muchos negros y negras para compadres y comadres se iban todos juntos con la criatura al santuario, y allí llevaban el vino que podían, donde bebían todos y bailaban y cantaban, lo cual asi mismo había el Obispo, y hecho esto, tomaba un jarro de agua, echábasela encima a la criatura y tornaban todos a bailar y a cantar y a beber y con ésto quedaba hecho todo lo que había que hacer, y se volvían a casa de los padres del recién bautizado, y conforme a estas habían ordenado otra muchas ceremonias vanas y cosas por todo extremo rústicas e indignas de escribirse …

Entre estos esclavos así presos estaba uno a quién los demás tenían por su prelado espiritual y lo tenían honrado con el título de obispo, el cual, en cierta y supersticiosa y herética forma los bautizaba y esteamizaba, y predicaba y hacía otra manera de ceremonias que ellos llamaban celebrar o decir misa, en las cuales cosas y en otras que con abominables superstición habían tomado por religión, estaban todos estos negros tan impuestos y arraigados y los tenían: por tan fidedignas y verdaderas, que aunque en el artículo de la muerte muchas veces fueran exhortados a que se redujecen y volviesen a la fe católica que era el bautismo que habían recibido y profesado, jamás lo quisieron hacer, antes, a imitación de otros luteranos pretendían dar a entender, que aquellas rústicas y vanas ceremonias de que usaban era verdadera religión, lo cual muy particularmente sustentaba el negro obispo, porque siendo exhortado él y los demás que recibiesen la muerte como cristianos, confesándose y recibiendo este sacramento santo de la confesión y absolución con el cual y la contrición que enteramente tuviesen, se salvarían mediante los merecimientos de la muerte y pasión del Hijo de Dios, respondió el bárbaro con señales de ánimo endemoniado, que ya deseaba estar muerto, porque con su muerte y la de sus compañeros pretendía tener entera venganza de la gente de aquel pueblo, porque yendo en espíritu a su tierra traerían copia de gente con que de todo punto destruirían y asolarían la ciudad, por lo cual no pensaba apartarse de la religión que él y los suyos tenían, sino que en ella entendían vivir y morir.

Los demás negros dieron la misma respuesta que su obispo, y así los verdugos soltaron ciertos mastines, perros de crecidos cuerpos que a punto tenían para este efecto, los cuales como ya los tenían diestros y enseñados en morder carnes de hombres, al momento que los soltaron, arremetieron a los negros y los comenzaron a morder y hacer pedazos; y como los negros tenían en las manos unas delgadas varillas con que se defendían o amenazaban a los perros sin poder con ellas hacerles ningún daño, érales esta ocasión de encender e indignar más a los mastines, y así, este animal iracundo más que otro ninguno, con grandísima rabia echaban mano con los dientes y presas de las carnes de estos míseros negros, de los cuales arrancaban grandes pedazos por todas partes, y aunque en éstas agonías y trabajos de muerte eran persuadidos los negros a que se redujesen a la fe, jamás lo quisieron hacer, y así, después de bien desgarrados y mordidos de los perros, fueron quitados de las colleras y llevados a una horca que algo apartada del pueblo tenían hecha y allí los ahorcaron, con que acabaron de pagar la pena que justamente merecían recibir por su alzamiento y traición.

Discusión

El Palenque de Bayano debe haber caído por los lados de la Punta de San Blas, a 15 leguas de Nombre de Dios, o sea a 42 kilómetros de Nombre de Dios (aproximadamente), admitiendo que una legua española equivale a 2.800 metros lineales.

Esto pone el Palenque de Bayano, al menos el militarizado, el principal, por los alrededores de la actual frontera de los indios de San Blas. Se supone que el Palenque daba frente al Golfo de San Blas, cerca del Río Mandinga, o al menos en la cuenca de ese río.

En los mapas de carreteras se observa que en el fondo del Golfo de San Blas, cerca de donde desemboca el Río Mandinga, se aprecia un pueblecillo llamado Mandinga, que debe estar por los alrededores de donde estuvo el Palenque de Bayano.

De esta manera, pueblos actuales involucrados en la localización del antiguo Palenque de Bayano debe ser:

  1. Mandinga
  2. La Saragosa
  3. La Subera
  4. Santa Isabel.

En el último estudio del Dr. Fernando Romero, llamado “El Rey Bayano y los negros panameños en los mediados del siglo XVI” (1975, p. 20) este investigador discute el enclave africano de la siguiente manera:

El “reino” del Vaíano era en realidad un territorio africano rodeado por las posesiones de los conquistadores españoles. Su límite sudoriental se hallaba en el Golfo de San Miguel; y el nororiental, en la zona donde Balboa fundó Acla, lugar éste del cual Miramontes dice: “… por do Ballano tiene entrada …”.

El límite nororiental era Nombre de Dios, ciudad a la que atacaban las huestes del caudillo negro hasta durante el período en que Ursúa preparaba en ella sus tropas; y las sierras de Capira pueden considerarse el sudoccidental, pues durante ese mismo lapso el famoso Capitán Navarro tuvo que enviar tropa a esta zona para recuperar mercadería que los negros habían robado a Mazuelos mediante un ataque sorpresivo a una caravana.

Entre las discusiones de Romero, sobresale su análisis del documento de Fray Pedro de Aguado en lo que se refiere al factor cohesionador de la religión en el Reino. Decía Romero lo siguiente:

El predominio de esta última religión (mahometana), se advierte al comparar ciertas informaciones que da Aguado, con las supervivencias que los Males dejaron en el Brasil. Notase que en “Reino” del Vaíano también había los sacerdotes comunes y los de mayor jerarquía, a los últimos de los cuales el cronista los clasifica como “obispos”.

Este historiador refiere que los africanos celebraban una “misa” que debió ser la “sara” que los brasileños llamaban “la misa de los Malés” en la cual un sacerdote (que no pudo ser otro que el Imán árabe cuyo nombre deformaron a Lamané y Limano) dirigía el rezo, lo que también ocurría en las mezquitas darienitas.

En Bayano se nota más el aspecto de secesión y de formación estatal que en el caso de Felipe el Negro. Lo más notable en el caso de Bayano es su maestría militar que forzó a los españoles a extremos inauditos, tal cual está relatado en Sosa y Arce.

3.3 El cimarrón Pedro (1573)

Sobre el asunto de la alianza de corsarios y cimarrones, Sosa y Arce (1911, p. 104) se dedican mayormente al examen de los primeros, de la manera siguiente:

En la media noche del 9 de julio de 1572, un centenar de hombres mandados por ese capitán (Drake) asaltó la población de Nombre de Dios, de donde fue rechazado al amanecer, después de desesperada lucha. Los ingleses lograron reembarcarse sin grandes pérdidas y luego de algunas correrías por las costas desembarcaron en el Golfo de San Blas; mediante la ayuda de los cimarrones se internaron en la comarca con el propósito de capturar en el camino real el tesoro del Perú que iba de tránsito para España. Después de un ataque infructuoso sobre Cruces, (quemado el 31 de enero de 1573), los ingleses, apostados en las inmediaciones de Nombre de Dios, lograron sorprender y apoderarse (mayo 73) del deseado tesoro, luego de poner en fuga a la fuerza que lo custodiaba.

Armando Fortune (1970), en su estudio sobre “Los negros cimarrones en Tierra Firme y su lucha por la libertad: III parte” dice lo siguiente:

Estos cimarrones eran, de acuerdo con uno de los corsarios: “…una gente negra, quienes hacía 40 años se habían escapado de sus amos, a causa de sus crueldades y desde entonces habían crecido a ser una nación, bajo dos reyes propios: uno que habitaba al occidente, el otro al oriente del camino que va de Nombre de Dios a Panamá…

La última alarma había obligado al Gobernador a enviar tropas de Panamá y un número de soldados eran esperados diariamente para ayudar en la defensa de la ciudad. Obtenida esta información de los negros, Drake los llevó a Tierra Firme para que se unieran a sus compañeros.

… Después de un infructuoso ataque a Nombre de Dios, en donde el mismo Capitán Drake fue herido, los corsarios se retiraron a la Isla de Pinos. Mientras se reponía Drake pensó en un consejo que le diera un esclavo negro en Nombre de Dios, de nombre Diego, quién se había unido a los corsarios en el ataque a aquella Ciudad. Este le había sugerido que se uniera a los Cimarrones en su lucha contra los españoles y que éstos se encontraban no muy lejos de la boca del Río Chagres.

… Después de merodear por varios meses por la costas hasta el arribo de la estación seca, los ingleses recibieron la noticia, a fines de enero de 1573, de que la flota del tesoro había llegado a Nombre de Dios. Drake envió a buscar a los jefes cimarrones y tuvo con ellos una reunión. Les informó que pensaba cruzar el Istmo con el propósito de sorprender un tren de tesoro en su viaje de Panamá a Nombre de Dios. Hechos los preparativos indispensables, 18 ingleses bajo la dirección de Drake y John Oxenham y 30 negros seleccionados bajo el mando del jefe cimarrón Pedro, iniciaron el histórico viaje a través del Istmo el 3 de febrero de 1573.

Discusión

El cimarrón Pedro es menos conocido que otros personajes de este tipo. Y tiene importancia porque es el primero registrado, que abiertamente utiliza a los corsarios para sus propósitos. Parece que el conocimiento de el Cimarrón Pedro es menor por cierto acceso a fuentes de información.

El corsario Drake era bien conocido de los españoles, pero sus informaciones sobre sus operaciones y/o los escritos sobre él y las circunstancias de sus viajes fueron muy difundidos en países no hispanos y menos difundidos en países hispánicos. Es de esta manera como Sosa y Arce (1911, p. 104) ignoran el Cimarrón Pedro, aunque si se refieren a Drake. Es posible que supieran, ya que los españoles del tiempo sabían de la alianza. Pero los mismos españoles pueden no haber tenido suficiente contacto con los cimarrones a menos que los capturaran. Y todo lo anterior podría explicar que el nombre de Pedro no circula hasta cuando Fortune lo destaca.

3.4 Luis de Mozambique (1576)

Sobre las alianzas de Oxenham, decían Sosa y Arce (1911, p. 105):

Durante el gobierno del Dr. Gabriel Loarte (1575-1578), los actos piráticos sobre distintas secciones del país mantuvieron en constante zozobra el espíritu de los moradores. En ese tiempo, los primeros corsarios aparecieron en el Pacífico, pues habiendo Juan Oxenham desembarcado una expedición en la ensenada de Acla, atravesó el Istmo del Darién, auxiliado por los cimarrones; construyó en las orillas del Río Balsas o Congo una barca capaz de contener sus setenta compañeros y saliendo en ella al Golfo de San Miguel (Feb. 1577) pasó a las Islas de las Perlas donde hizo algunas presas valiosas; pero, avisadas las autoridades de Panamá del hecho, organizaron una expedición al mando de Juan Ortega y Valencia, la que alcanzó a los piratas ya en tierra firme y rescató los tesoros que habían robado. Más tarde continuada la persecución de los ingleses por fuerzas enviadas del Perú a cargo del Capitán Diego de Frias, cayó en poder de los españoles, junto con otros, el mismo Oxenham …

Pero quien realmente apila información sobre los problemas que aquí importan es Armando Fortune (1970, p. 32). Fortune se expresa de Luis de Mozambique de la manera siguiente:

Oxenham comprende las ventajas de una alianza con los cimarrones de la banda oriental del Istmo, ahora bajo la atinada dirección de un poderoso monarca, Luis de Mozambique…

…Luego de andar como 35 millas a través de las montañas los cimarrones llevaron a los ingleses a un río, el Balsas, que desemboca en el Mar del Sur. Siguieron por el río en canoas hasta un sitio que Oxenham consideró apropiado. Allí se detuvo la partida y, a la orilla del río construyeron chozas para resguardarse.

… En su viaje de regreso a través del Istmo, los corsarios y cimarrones fueron sorprendidos por las tropas españolas enviadas por el Presidente de la Audiencia de Panamá, Dr. Loarte, bajo el mando del Capitán Juan Ortega y Valencia; el mismo Oxenham cae prisionero, se le envía a Lima y más tarde es, junto con otros compañeros, decapitados por las autoridades de la Inquisición.

En total, de Luis de Mozambique se sabe relativamente poco, aunque parece ser que alcanzó su nombre alguna popularidad debido a la peligrosidad de sus iniciativas.

El cimarrón Pedro y Luis de Mozambique parecen ser los dos principales líderes conocidos que dominan la tierra de nadie al oriente del Istmo y que son capaces de alianzas ofensivas.

3.5 El Palenque de los Cimarrones del Norte: Santiago del Príncipe, 1580

En 1580 se redujeron unos “alzados de la banda del norte” y fueron concentrados en un dispositivo llamado Santiago del Príncipe. ¿Cuál era la naturaleza de tal dispositivo? Un dato del cual derivar una idea de su naturaleza vendría dada por el hecho de que tuvieron una guarnición para vigilarlos.

Otro dato, al paso, es que veinte y tanto años después cuando se necesitó controlar a unos cimarrones escapados de Portobelo, los informes mencionan ayuda de los ex-cimarrones del sur pero no mencionan a los del norte, quienes se supone que estaban concentrados y bajo control en Santiago del Príncipe.

De alguna manera, la gente de Santiago del Príncipe establecieron una paz con los españoles, pero no se conformaron en un dispositivo de persecución y arresto de escapados como los del sur.

Los detalles de la pacificación e instalación han sido discutidos en la siguiente carta de la Audiencia de Panamá (1580):

Cuanto a la pacificación de los negros cimarrones de las dos parcialidades dellos que a Vuestra Majestad habernos avisado que son Puerto Bello y Ballano, la de Puerto bello ha proseguido en su reducción y paz también que ya de todo pacto tiene hecha su población en el sitio que les fue señalado legua y media del Nombre de Dios han poblado el pueblo y lo nombran Santiago del Príncipe, tiene sacerdote que los doctrina y Justicia entre ellos al modo que los indios, reconociendo por superior al que antes lo era dellos que con el buen ejemplo que les da nos assegura la prosperidad de su reducción nuestra conformidad y contento como si de muchos años atrás fueran poblados y para que mejor se efectúe ha parescido que todavía esté allí con veinte soldados el Capitán Antonio de Salcedo persona de mucha confianza …

… y con este presidio de soldados aquel lugar por estar vecino a la mar del norte y en el paso común de los corsarios está defendido y fortificado para offenderlos y asi no les da oportunidad a los corsarios para hacer daños …

De manera que los de la Audiencia dejaron instalado el dispositivo y se preocupaban por su progreso, pero por si acaso dejaban ahí al Capitán Antonio de Salcedo con 20 hombres.

El 22 de mayo de 1580, el Licenciado Cepeda hizo su carta donde describe el problema. Para el Licenciado Cepeda parece que la reducción que tenía más éxito era la del norte, porque encontraba que la del sur no había cumplido. A los del norte se les concedió perdón general y libertad a sus personas, hijos y mujeres. Los describió en paz y contentos con jefes confirmados, puesto que eligieron como alcaldes a sus propios caudillos.

Pero, caudillos o no, estaban sujetos por el Capitán Salcedo, a órdenes, a su vez,, del Gobernador español. Además estaban obligados a mantener un sacerdote. Y por último, tenían que mantener una guarnición de 30 hombres y a su capitán. No sabemos cuántos eran los reducidos, pero debe haber sido todo esto una carga formidable.

En la última parte de la carta, el Lic. Cepeda explica el fondo de lo que intentaban los españoles con el dispositivo. Que esa población “sirve de freno contra esta perbersa gente”. La perversa gente eran los cimarrones. Y el dispositivo era para frenar el cimarronaje.

A continuación se transcribe la carta de Cepeda (1580):

… y la parcialidad de los Vallanos que ofrecieron su reducción y no la han cumplido, excúsense que por no haberles mantenido la paz que en tiempos anteriores se les prometió, otros dicen ser la causa medios descuidados y menos industriosos, sobre ello se hace información lo que della resultare ynbiare al Consejo de Vuestra Majestad.

Otra parcialidad de los negros es de los que habitaban en Puerto Velo cerca de Nombre de Dios y estos aunque menos en número eran muy perjudiciales salteadores que robaban este camino tan continuado de una mar a otra anse reducido a la obediencia y servicio de Vuestra Majestad y para ponerlo mejor en effecto después de les haber concedido perdón general de sus delitos y libertado sus personas, hijos y mujeres, y traídos al sitio que tenían poblaron una legua de la ciudad y puerto de Nombre de Dios a donde viven en paz y contentos, hicieron su elección de alcaldes en los caudillos que ten ían antes de ser reducidos.

Todos ellos sujetos a un Capitán Salcedo que ha trabajado en atraerlos con mucho cuidado y diligencia, obligaron a que de aquí en adelante haran sus labranzas en las primeras sementeras que vienen para el sustento de un sacerdote que les suministre los sacramentos y al capitán con 30 hombres que con ellos han de ressidir…

“La amistad que se les guarda confunde a estos contumaces rebeldes que han visto como algunos de estos negros de Puerto Velo reducidos sirven contra ellos en la guerra que se les hace con buen celo conociendo el beneficio que han recibido en admitirlos a buena amistad y amparo que se les hace y entiendo que esta población sirve de freno contra esta perbersa gente”.

Fernando Romero al referirse al tema expone un dato no visto especificado en documentos: Romero dice que el jefe negro de Santiago del Príncipe era el mismo Luis de Mozambique. No se halla el dato en la carta de la Audiencia (1580) ni en la carta del Lic. Cepeda (1580). Siguen detalles del estudio de Romero (1943, p. 32):

…escapando de la prisión, Luis de Mozambique sigue ejerciendo su antigua autoridad hasta que, durante el gobierno de Cepeda, entra en tratos con el Gobernador y se somete a su ley.

Los cimarrones son declarados libres, y, a propuesta de la Audiencia, se avecinan a legua y media de Nombre de Dios, en un pueblo que oficialmente es llamado Santiago del Príncipe pero que será conocido como siempre como Palenque.

Aunque se establece ahí una pequeña guarnición española, se concede a los ex-prófugos el derecho de elegir de entre ellos a sus autoridades. Es decir, Luis de Mozambique ha triunfado

El último autor consultado sobre Santiago del Príncipe fue Fortune (1970, p. 35). Sobre este asunto decía:

La situación llegó a tales extremos que el Presidente interino de la Audiencia de Panamá, don Juan López Cepeda, consciente de la fuerza potencial de los antiguos esclavos y comprendiendo perfectamente lo que en carta le enviara a decir un oficial del ejército, quien igualmente era dueño de una plantación que … una colonia de cimarrones cerca de una Ciudad es vivir bajo constante amenaza de asalto, allí se camina sobre barriles de pólvora”, en representación del Gobierno Español firma con los representantes de los negros rebeldes de la banda oriental un tratado de paz donde se les garantiza su libertad, se les permite seleccionar sus propios dirigentes, establecer sus propias cortes, y cumplir obediencia a sus propias leyes, prometiendo éstos, en cambio, suspender sus incursiones, ataque y pillajes a los pueblos, haciendas y el camino real y el devolver a sus dueños los esclavos que después de- efectuado dicho tratado se huían para unírseles. Efectuado el pacto entre los insurgentes del norte del Istmo y sus antiguos amos, se funda un pueblo como a legua y media de Nombre de Dios que se llamó Santiago del Príncipe, primer pueblo que tuvo derechos especiales, gracias al esfuerzo de los Cimarrones”

Antes se creía que Santiago del Príncipe era el mismo Palenque actual, cosa que en realidad, puede ser cierto, ya que varios autores así lo han dicho, pero queda cierto margen de duda. El pueblo estaba a leguat y media de Nombre de Dios, dicen unas fuentes, a una legua, dicen otras. Legua y media equivale a 4.200 metros o sea cuatro kilómetros. Una legua es 2.800 metros, o sea casi 3 kilómetros. Medido es un mapa, la distancia de leuga y media no corresponde al Palenque actual, sino a uno de estos dos pueblos:

  1. Salato
  2. Viento Frío

Sin embargo, queda la alternativa de que los lugares poblados en el Istmo de Panamá son movibles, es decir, cambian con alguna frecuencia de localización. Y por otra parte, lo más probable es que ninguna de las dos cifras dadas sea exacta.

3.6 Antón Mandinga: El Palenque de Pacora (1581)

Cuando se refirieron los señores Sosa y Arce (1911, p. 107) al Gobierno de Pedro Ramírez de Quiñones, mencionan a Antón Mandinga de la manera siguiente:

El Licenciado Pedro Ramírez de Quiñones, antiguo Gobernador de Panamá, volvió al país en 1580 con el Cargo de Presidente de la Real Audiencia que conservó hasta 1585 en que murió. Fue en su tiempo cuando se fundó por Antonio Hurraca, la Casa de Moneda de Panamá y se le concedió á esta Ciudad el título de Muy Noble y Muy Leal por cédula de Felipe II.

También se firmó (1581) con el Capitán del Bayano, Antón Mandinga, el Tratado de Paz con los cimarrones de esa región, los cuales poblaron en número de más de 300 almas á Pacora, a tres leguas de Panamá, provistos de semillas, útiles, de labranza y un hato de vacas que les compró la Audiencia.

Sobre este tema añadió lo siguiente (Fortune, 1970, p. 35):

Poco después del pacto con los cimarrones de la Costa Norte, una serie de insurrecciones de negros alzados estallaba en la región de la Costa del Pacífico, cerca del Cerro Ancón, dirigidas esta vez por un negro islamizado llamado Antón Mandinga a quien sus compañeros proclaman Rey.

Desconociendo Antón Mandinga el pacto firmado con los cimarrones de la banda oriental, ya que era difícil comunicarse con las huestes de Luis de Mozambique, con un número crecido de compañeros, desde la selvas y montes circunvecinos, inicia sus ataque a las instituciones españolas en torno a la Ciudad de Panamá.

Las depredaciones de estos negros cimarrones bajo la hábil dirección de Antón Mandinga en un lugar tan cercano a la Ciudad de Panamá asustó de tal forma a los dueños de esclavos, y a los colonos y amenazó de tal manera la estabilidad de todo el sistema, que el Gobernador nuevamente consideró la situación y envió un piquete de soldados, no con el propósito de luchar y tratar de sojuzgarlos, sino con el fin de hacer las paces.

Después de ciertas conferencias, ambos grupos estuvieron de acuerdo en intercambiar emisarios, con el fin de arreglar los puntos preliminares del Tratado.

Una vez llegados a un acuerdo, los cimarrones limpiaron un acre de matorral al lado de una montaña y expusieron a la vista de los soldados, sorprendidos, todo el cuerpo de guerreros negros, alineados en el declive de la misma en formación de batalla, permiténdoles poco después entrar al pueblo con el repique de tambores.

… Así, se llegó a un acuerdo entre los españoles y sus antiguos siervos de la región del Pacífico, como aquel que se efectuó en el Atlántico. Estos se establecieron en la región del Bayano (Fortune, 1970, p. 37).

Fernando Romero (1943, p. 33), añade algunas consideraciones más sobre este asunto, de la manera siguiente:

Al mismo tiempo que ese caudillo negro ha entablado su lucha por la libertad, otro hombre de su raza también se ha mantenido en rebelión contra los blancos. Es Antón Mandinga, jefe de los cimarrones del Pacífico, con quién también entra en tratos el Estado español. Como resultado de éstos, más de 300 negros prófugos se establecen en Pacora, a tres leguas de Panamá, provistos de semillas, útiles de labranza y un hato de vacas que le compra la Audiencia, (1581).

Después de éstas campañas parece que Tierra Firme se aquieta, en lo que respecta a los esclavos, durante lo que resta del siglo. Hasta 1607, por ejemplo, sólo hay 94 fugitivos y alzados.

3.7 Pedro Casanga (1603)

El documento que se presenta ahora está en el Archivo Nacional de Panamá. Fue recogido hace mucho tiempo pero, aparentemente, nunca utilizado.

Para el caso que ahora nos ocupa, el del cimarronaje, tiene mucho interés. Añade a la información que se maneja corrientemente sobre esos asuntos. Añade a lo que se conoce sobre la conducta de los bandos en pugna en el oriente del Istmo.

Este documento fue utilizado para el estudio de las Castas o naciones africanas representadas en el Istmo. Así, se hizo una unidad de los Casanga. Se reforzó la unidad de los Angola con la información de Juan Angola. Se hizo una nueva unidad con Antón Soso. Se hicieron nuevas unidades con los Gago y con los Cape.

Quedó Diego Trengay, que es posible que represente una casta africana, pero que no ha podido ser confirmada aún. El que sigue es el documento (De la Torre-Escobar, 1603):

Yo Diego de la Torre-Escobar, scrivano del rrey nuestro señor publico y del cavildo desta Ciudad de San Phelipe de Puertovelo doy fe y verdadero testimonio a los que la presente vieren que ante mi se a fecho proceso por la justicia desta Ciudad sobre la fuga y huida que hizieron al monte onze esclavos negros de su Magestad de los que tienen en sus fabricas y fortificaciones desta ciudad por principios del año de seicientos y dos y ansimismo sobre la fuga y huIda que hicieron por el mes de Agosto del dicho año dies y siete piesas desclavos de nación congos de vezinos particulares desta ciudad y porque se atajasen los daños que de semejantes fugas se podrían caussar su Señoria del señor don Alonso de Sotomayor Presidente, Governador y Capitán General deste rreino ordeno al Capitán Agustín de Liermo Aguero que con la jente de su cargo del Presidio de Vallano biniese a la de Panamá y de allí le mando a Viarachepo y dar los rrastros y cargueros municiones y comida que fueron necesarias y dexandole ordenado lo que havia de hazer bino a esta Ciudad y dio luego orden que se aprestase una fragata y un lancha y que en ella se enbarcasen el Capitán Diego Chumacero de la Bega con veinte soldados de la compañías de Presidio desta ciudad y treinta morenos libres de los rreducidos del Vallano y los cargueros necessarios y comida para tres meses y le ordeno que fuese a la Punta de San Blas donde ansi mismo mando benir para dia señalado al dicho Capitán Agustín de Liermo Agüero con veinte y quatro soldados de los del Vallano y que juntos se enbarcassen y fuesen a la Ensenada de Aclay en la playa de Tenderropa desenbarcasse toda la gente y biniesen corriendo desde allí toda la tierra sin dexar quebrada playa ni montaña hasta Nombre de Dios que abra por tierra ochenta leguas y que la fragata biniese costeando y dándoles comida deste pressidio y dos negros de los que avian presso de su magestad y por mandato de su señoría se fizieron ciertas averiguaciones con ellos en el modo y forma que havian tenido en hallar el dicho pueblo de los dichos negros cimarrones y por ellas pareció aver dado con ellos en el pueblo que tenían fundado con muchas rrozas de mays y arros en cantidad ansi cojido como por cojer y rrespecto haver,- sido sentidos no los tomaron a todos y aunque avian hecho resistencia con las armas que tenían en las enboscadas que hizieron y andando todo el monte hasta la parte y lugar donde se tenía noticia y se hallava por los rrastros averse huido los dichos simarrones deteniéndose en ello tienpo de quarenta dias, Prendieron quinze piesas desclavos de Su Magostad y de particulares y entrellos el capitán y caudillos principales de los quales hizieron justicia que fueron Antón Gago capitán de un vezino de Panamá y Diego Cape y Diego Trengay y Pedro Cape y Pedro Cassanga esclavos de Su Magostad y de sus fabricas que fueron los que hallaron ser los caudillos e ynquietadores de los dichos negros y algunos dellos por estar malheridos y no poderlos traer a esta Ciudad hizieron la dicha justicia y entrellos prendieron cinco esclabos de particulares y quatro de Su Magostad y con ellos el dicho Capitán Diego Chumacero de la Vega benir a esta Ciudad por tierra con la demas jente que con el quedo rrastreando y rrecorriendo todo el monte rrios y quebradas hasta la población de Nombre de Dios el qual llego a esta Ciudad con los dichos negros y jente a los treinta dias del mes de diziembre del dicho año de seiscientos y dos y luego que llego a esta Ciudad por mandado de Su Señoría se fueron haziendo las averiguaciones que en el caso conbenian para castigar los culpados y por ellas se hallaron que tres negros de los que avian prendido en la dicha entrada uno nombrado Pedro Casanga de Go. Suarez y otro Juan Angola de Visuete Antón Soso de Maria de Linpias eran caudillos y rrastreros y aber benido a esta ciudad con los demas negros y en dos besees llevándose veinte y ocho piessas desclavos de Su Magostad y de particulares y dos negras horras desde ciudad y un negro del Capitán Mateo de Rribera nombrado Pedro Casanga averíos rrecetado en su casa y rroza en esta ciudad y dándoles hachas y machetes y cuchillos y siguiéndose la dicha causa y nombrándose defensor a los negros de su magostad y dándosele tormento a las dos negras horras y Pedro Casanga de Mateo de Rribera y negado en el a todos se les hizo cargo concierto termino y algunos dellos dieron sus descargos y estando conclusa la dicha causa en quatro dias deste pressente mes de henero por su Señoría del dicho señor Presidente Governador y Capitán General dio y pronuncio sentencia por la qual condeno a los dichos Pedro Casanga de Go. Suarez y Juan Angola de Bisuete y Antón Soso de Maria de Linpias en pena de muerte y que de una horca questava en la Plaza desta ciudad fuesen ahorcados y quitados della fuesen hechos quartos y puestos por el camino de Panama y por el contorno desta Ciudad para escamiento y enexemplo de los demas negros deste rreyno y a los quatros esclavos de us magestad y dos de particulares que solamente se hallo contra los cinco dellos averse huido se les diesen a cada uno dellos dozientos azotes por las calles publicas desta ciudad y todos seis fuesen desterrados deste rreyno a los del Piru y lo cumpliessen pena de la vida y a las dichas negras horras y Pedro Casanga esclavo de Mateo de Rribera se le diesen a cada uno dellos dozientos azotes y el dicho esclavo desterrado desde rreyno a los del Piru. Y a las dichas dos negras horras que sirviesen en el ospital de la Ciudad de Panama sin salario alguno saibo por la comida tiempo de seis años las quales dichas sentencias y cada una dellas fueron executadas en cada uno dellos y contra otros culpados se ban haziendo averiguaciones en la causa como mas largamente consta y paresse por los dichos autos a que me rrefiero y por mandado de Su Señoría di la pressente en Puerto Velo en ocho de henero de mill y seiscientos y tres años.

E por ende fize aqui mi signo atal….

Discusión

Se trata en el documento de la huida de 11 negros del Gobierno de Portobelo que se escaparon a principios de 1602. En agosto de 1602, se escaparon 17 piezas más, de esclavos de nación congos.

Total, se perdieron por los alrededores de Portobelo 28 esclavos y aparentemente lo que preocupó al Gobierno no fueron los daños que hacían los 28 escapados, sino el hecho de la fuga. Sobre los escapados se soltaron 20 soldados de Portobelo y 30 morenos libres de Bayano. Interesa en este caso la participación de los libres del Bayano, los que se supone que debían ser residentes de Pacora. Hay cierta confusión sobre este asunto, porque algunos autores dicen que los negros alzados de Bayano se redujeron en el Pueblo de Pacora. Pero esto no es ostensible en los documentos del Archivo Nacional. Es, sin embargo, posible.

Interesa la participación de estos negros libres de Bayano porque muestra la eficacia de las medidas españolas de pacificación en la costa del Pacífico y sus efectos estabilizadores. Llama la atención que la gente de Alonso de Sotomayor no buscase la ayuda de los libres de la banda del norte, supuestamente reducidos en Santiago del Príncipe.

En tres meses dieron con la población de los cimarrones y la desbarataron. Esta población debe haber estado entre Palenque y Guango.

Agustín de Liermo Agüero llevó a Portobelo 2 negros de Su Majestad. Se averiguó con ellos el cómo llegaban a hacer contacto. Los encontraron en un pueblo con muchas rozas de maíz y arroz. No los capturaron a todos porque habían sentido a las tropas y porque resistieron. Los españoles y sus asociados rebuscaron por el monte 40 días. Cogieron 15 piezas de S.M. y de particulares. Se entiende que en el mismo monte ajusticiaron a Antón Gago, que era de un vecino de Panamá, así como a: Diego Cape, Diego Trengay, Pedro Cape y Pedro Cassanga. Un negro del Capitán Mateo de Ribera nombrado Pedro Casanga los recetaba en su casa y roza en Portobelo, les dio hachas, machetes y cuchillos. Eso de recetaba no sabemos que es con exactitud, pero se supone que se trata de que los acogía en su rancho y los ocultaba y los abastecía.

A este Pedro Casanga se le dio tormento, así como a las dos negras horras.

La nómina de cimarrones es la siguiente:

1. Pedro Casanga de Go. Suarez Ahorcado
2. Pedro Casanga de Mateo Ribera Desterrado
3. Juan Angola Visuete Ahorcado
4. Antón Soso Linpias Ahorcado
5. Antón Gago Vecino de Panamá Ajusticiado
6. Diego Cape de Su Majestad Ajusticiado
7. Diego Trengay de Su Majestad Ajusticiado
8. Pedro Cape de Su Majestad Ajusticiado
9. Horra n.º 1 al Hospital
10. Horra n.º 2 al Hospital

El tipo de escape recuerda los clásicos escapes masivos, reforzados de vez en cuando, que predominaron durante el siglo XVI. Es el tipo de escape con instalación como el de Felipe el Negro.

Sobre la base de Portobelo, llama la atención el papel que jugaba en este caso Pedro Casanga, el de Mateo de Ribera, quién era aparentemente el contacto de los cimarrones dentro de la Ciudad de Portobelo.

3.8 Pajarito (1768)

Samuel Lewis (1971):

De una extensa e interesante carta que en mayo de 1904 escribió al Heraldo del Istmo” el señor Aurelio Durfruni, en que habla del origen de los cimarrones que todavía aparecen en nuestros carnavales, reproducimos los siguientes párrafos: En el año de 1768 estaban sublevados algunos negros africanos esclavos, y formaron sus guaridas en los lugares que hoy conocemos con los nombres de María-Henríquez, María Prieta, Cerro de San Bartolomé, Cerro Bateas, Los Carabalíes (camino hacia Pacora) y la antigua hacienda Pulida é inmediaciones. Allí tenían un lugar en que estaba la cabecera de su Gobierno, con regulares casas techadas de paja, con un jefe a quién llamaban Pajarito por su destreza en ejecutar sus depredaciones. Todos los negros dichos asaltaban á los transeúntes, robaban á los que pasaban por los caminos y aún asesinaban en muchas ocasiones, y robaban también mujeres para hacerlas sus concubinas. Eran tan repetidos los actos de barbarie y pillaje de los citados negros, que el Gobierno se vió en la necesidad de proceder a capturarlos y extinguirlos, a semejanza de los que se las hubieron con el Capitán Ursúa. Mandaba, pues, el Gobierno piquetes de gente armada, y retornaban a las Ciudades bastante maltrechos.

Pero Sucedió una casualidad que vino á coronar los deseos del Gobierno. Tenía el Capitán de artillería Don Cristóbal Troyano de León, una esclava criolla, y los negros la robaron y llevaron a sus guaridas. Ella se portaba de manera que les inspiraba grandísima confianza, hasta enterarla de las cosas más secretas. Al cabo de algunos meses de permanecer con los cimarrones, logró escaparse, volver á la casa de su señor, y revelarle cuanto sabía de esos foragidos, ofreciéndole servirle de guía para lograr su captura. El Capitán contó todo al Gobernador, y éste dispuso comisionar al mismo Capitán para que con la tropa correspondiente procediese á la obra. Se formó la expedición y, guiados por la esclava, llegaron á un campamento en que se hallaban los cimarrones celebrando un simulacro de Misa, sirviendo de Crucifijo el Jefe de la pandilla. Una descarga cerrada dispersó á los negros; pero el jefe no pudo huir porgue estaba amarrado en una Cruz representando al Mártir del Calvario: El Capitán lo hizo prisionero y lo obligó á que lo llevase silenciosamente al lugar en que estuvieron los compañeros. Obedeció, y la mayor parte de los negros fueron capturados y otros murieron de bala al asomarse el Capitán con sus soldados. Se trajeron los prisioneros á Panamá, y no habiendo verdugo oficial, se le ofreció al negro crucifijo la vida porque sirviera de verdugo. En efecto, el negro llenó su cometido á satisfacción y quedó libre.

Así terminó la segunda alzada de negros en el Istmo, y tocó el primer papel, en 1555, al Capitán Pedro de Ursúa; y en 1768, le tocó ese papel al Capitán Cristóbal Troyano de León. Así como queda relatado nos lo refería Doña Joaquina Troyano de Urriola hija del mencionado Capitán, y así lo afirma la Tradición en unos juegos de Carnaval llamados “Los Cimarrones” conservados hasta la fecha en memoria de la última captura de los negros alzados.

Discusión

  1. Aurelio Durfruni (1904), un escritor de principios del siglo 20, fue quién descubrió el caso de Pajarito. Lo que publicó fue una versión que le contó la señora Joaquina Troyano de Urriola hija del Capitán Cristóbal Troyano de León. La fecha de la acción la fijó en 1768.

    Esa misma versión fue republicada en “Retazos Históricos” de Samuel Lewis, el 4 de mayo de 1971.

    En realidad, Lewis reprodujo exacto el caso tal cual lo tomó del Heraldo del Istmo, donde lo publicó Durfruni por primera vez.

  2. Los datos que Durfruni recogió de Joaquina Troyano de Urriola parecen ciertos. Están en la línea general de lo posible. Las partes que agrega Durfruni se pueden discutir, especialmente en lo que se refiere al número de alzamientos. Sobre esto decía: “Así terminó la segunda alzada de negros en el Istmo, y tocó el primer papel, en 1555 al Capitán Pedro de Ursúa: y en 1768, le tocó ese papel al Capitán Cristóbal Troyano de León”. Aparentemente tal era la imagen que prevalecía a comienzos de siglo sobre el problema general de este capítulo “escape y Cimarronaje”, de manera que ya para este punto específico tiene importancia el escrito de Durfruni.

    Más adelantado el siglo, (1976), sabemos que Durfruni se quedó corto, sabemos también que este escrito que se hace ahora no está completo, que es menester seguir la pista hasta aclarar satisfactoriamente el problema.

  3. El lugar de las “guaridas” de Pajarito y su gente no se puede discutir ahora. Todos los puntos están al sur de la divisoria de aguas, más aún, están en la planicie costera del Pacífico. Pero, nuevos datos aportados sobre el incidente de Pajarito, esta vez por nuestros brillantes folkloristas Manuel y Dora Zárate, señalan la influencia hacia la banda contraria del Istmo, la costa de Portobelo, por los años sesenta. Se trata de la celebración de los bailes Congo, que tienen tal localización.

    Pero parece que a principios de siglo, era otra la distribución de esos bailes y su contenido. Sobre distribución, decían los Zárate (1962, p. 116):

    No podemos señalar con exactitud cuál fue toda el área panameña que ocupó en el pasado la tradición de los Congo. Testigos presenciales nos aseguran que, hasta hace unos 40 años varios grupos de gente prieta constituían comparsas aquí en la Capital, en el antiguo barrio de El Granillo y que hasta en la calle 14 oeste, cerca del mar, organizaban bailes y actividades típicas de congos.

    Hoy los grupos que quedan activos son los de la Provincia de Colón, con sus firmes aunque pequeñas agrupaciones de la “Costa Arriba”, cuyo centro es Portobelo y de “Costa Abajo” cuyo núcleo es el pueblo de Chagres.

    Sabemos que con menos constancia se celebran Congos en Escobal (los hemos visto) y muchas otras comunidades de la orilla del Lago Gatún y también en La Chorrera y Chepo, en las secciones de éstos distritos que colindan con la provincia colonense.

    De manera que la influencia del alzamiento y captura de Pajarito se ha ejercido sobre un área considerable que tiende a restringirse con el correr de los años.

  4. El personaje Pajarito ha tenido alguna trascendencia. Se le halla en los bailes folklóricos de Portobelo como uno de los personajes importantes de la Danza de los Congos. Manuel Zárate (1962, p. 122) dice lo siguiente:

    Pajarito: Hijo de la Reina y de Juan de Dioso es Príncipe. Viste una túnica corta amarrada en la cintura, con mangas rojas u oscuras. Como príncipe, lleva una corona y como “pajarito” una pluma simbólica, de color vivo. En la escena es el personaje más inquieto entre los inquietos, va sonando constantemente un silbato, se entra y sale por todos lados, dirige la danza, en la cual es el más endiablado y acróbata de los bailadores. Observa y guía al grupo en la llegada y en la partida. Representa al negro arriesgado que exploraba el campo, descubría al adversario, atisbaba sus movimientos y señalaba a los fugitivos el lugar más seguro para establecer sus palenques. Pero tienen un final infamante, pues se deja sobornar por el perseguidor y revela a éste el sitio en que se ocultan sus hermanos, por lo cual es ajusticiado.

    Y en Zárate (1962, p. 124):

    Por parte de los blancos existen unos pocos personajes: el holandés, en algunos grupos, el Troyano o el Gallego, en otros, representan al amo, al negrero y perseguidor, quién con talante odioso aparece en escena.

    Todo esto está puesto en el capítulo llamado “El Juego y los Tambores Congo”.

    En la descripción de los Zárate, Pajarito tiene un final infamante, pues se deja sobornar. Es notable coincidencia la que se da con el relato de Durfruni, en el cual Pajarito se deja sobornar en más de un sentido.

    Parece probable que el caso fuera sonadísimo, conocido en todos sus detalles y éstos transmitidos de generación en generación. Entonces, la coincidencia es más que ésto y esta danza Congo específica es una representación de las ocurrencias de 1768. Más aún, cuando se mencionan los personajes, aparece el Troyano quién debe representar a don Cristóbal Troyano de León, y puesto como odioso.

    De todo lo cual resulta menos coincidencia aún el parecido entre esos Bailes Congos y el relato de Pajarito.

3.9 El Cimarrón Andrés: 1822

El caso del Cimarrón Andrés es un caso representativo del escape individual del hombre que no puede resistir la esclavitud. Siempre que haya esclavitud habrá este escape individual y terminará este tipo de escape cuando termine la esclavitud. Los títulos tratados anteriormente en este capítulo de “Escape y Cimarronaje” intentan dar idea de escapes múltiples o escapes masivos con formación de lugares poblados, asaltos, guerra, etc. Creemos que ese es un gran tema para estudiar. Y pensamos que el tipo de situación como la del Cimarrón Andrés, es otro tema diferente. Diferente y además mucho más frecuente de lo que revela la información con la que ahora se cuenta.

El Cimarrón Andrés recuerda el caso de Esteban Montejo, el cimarrón cubano, el hombre que no podría vivir aprisionado. Va a ser necesario que alguna vez se separe Escape de Cimarronaje, porque se trata de temas diferentes. Es muy probable que en el Istmo de Panamá haya habido más “escapados” que “cimarrones”, aunque a ambos se les dice “cimarrones”. Una de las cosas que va a haber que hacer es poner nombre diferenciado a cada uno de estos tipos. Cimarrón podría quedar para los individuos que se agrupaban. Se ha visto en los informantes la palabra fugitivo para describir esclavos escapados, escondidos, pero que no formaban parte de asociaciones cimarronas.

En realidad, estos fugitivos no constituyen un capítulo aparte en el estudio de la rebeldía porque no se consigue información sobre el tipo.

Juan Van Herck (1822):

Sello Quinto. 2 reales. Años de 1822 y 23.
Sello: Hisp. Et. Ind. Rex. Ferdin. VII D. G.
Habilitado. Jurada la Constitución de 9 de marzo de 1821.
Habilitado por el Gobierno de Panamá.
Jurada la Independencia el 28 de Noviembre de 1821.

En la Ciudad de Panamá y Abril veinte del año de mil ochocientos veinte y dos ante mi, el infrascripto escribano público y testigos, pareció el señor Juan Van Herck, Gobernador que fue de la Plaza de Portobelo al cual doy fee conosco, a efecto de que le extienda solemne protesta constante de la manera siguiente:

Yo, Don Juan Van Herck, Teniente Coronel de los exercitos nacionales de España y Gobernador que fui de Su Magestad de la Plaza y Provincia de Portovelo protesto, una, dos tres y quantas veces el Derecho me permita, el dolo y engaño que me hizo el Sr. Comisario de Artillería Bernardo López, pues este me vendió un negro de oficio Acerrador de tablas nombrado Andrés natural de San Andrés en la cantidad de trescientos cinquenta pesos, según consta en su boleta, en la que no me puso la tacha de cimarrón como que en efecto lo era como es constante porque habiéndosele huido por lo menos dos veces, estando la una de ellas seis meses en Portobelo donde lo cogieron próximo a embarcarse desde donde lo condujeron a esta de Panamá costándole sus gastos cinquenta pesos lo que podrá declara su hermano o pariente López.

Asimismo, José María (a) el soldado en cuya canoa se escapó, y el Reberendo Padre Prior de Santo Domingo dirá en todo tiempo como le consta tal fuga.

Ignorante yo de ella pase a comprarlo por los relevantes elogios que me hacia su dicho Amo de su conducta ocultándome el cortissimo tiempo que había recogido el esclabo pero notando después el descaro y embriagues que tenía casi continuamente, le reprendí por sus salidas a desoras de la noche y habiéndome dicho que bendría a parar en mal, tube algún mas cuidado con el; y aberigue que se quería fugar en los barcos que habla en Bahía y hiendo que a la salida de estos andaba muy solicito y porque faltaba toda su ropa empece a temer se escapase y tardándose mas de lo regular. Una mañana paso mi esposa a pedir al señor Yntendente le diese una orden para el registro de los buques y este le puso la orden, la que no hizo efecto porque como le retardaba la salida a los buques para el otro dia bolbio dicimuladamente, en cuyo caso se le cerro la puerta para impedirle la salida, lo que lo puso en arrebato, lo mas colérico y dissimulando su intento paso dos o tres días, hasta que el Jueves Santo a las nuebe de la noche, minuto mas o menos, se echo por el balcón de la cocina y hasta el día, aunque he prometido pagar su allasgo nadie me lo ha presentado, ni dicho donde se halla, a todo el vecindario le costa su fuga por conocerlo y ben la falta que hace en mi casa, desde la misma noche en la que hasta a desora se estubo buscando por todos sus conocimientos y se me informo en una de las bodegas que hay junto a la de la señora Dolores, por la mañana, que a la misma hora de las nuebe, fue a buscar a un negro yngles que estaba posando en un cuarto inmediato que era también yngles y trancitaba para Jamayca.

Y no habiéndose cumplido los seis meses que — le ley para poner requisitoria de protesta en forma, para gozar del beneficio salvando a modo de derecho — respecto a que por ahora no puedo entablar el juicio competente, a causa de que el señor Yntendente me expulsa, con término perentorio, para que salga de esta Ciudad y oportunamente se haran las gestiones conducentes —requisitoria— cuya protesta sentada en conforme a la que el referido señor Juan Van Herck me ha exibido, que queda en mi poder a la que caso necesario me remito expresándome de que como assi lo protesta y reclama lo pide por testimonio para su resguardo y hacerlo ver donde, quando, ante quien y como le convenga.

En cuyo testimonio assi lo otorgo y firmo siendo los testigos Jorge Gutiérrez, José Félix Lopes y José Maria Beltran.

Vale
Juan Van Herck
Josef Patiño.

Discusión

Parece que Andrés se estaba aprovechando de la crisis de autoridad provocada por la Declaración de Independencia del Istmo y la confusión que debe aquello haber causado.

Andrés era un negro, aserrador de tablas, oficio que todavía se encuentra en algunas partes del Istmo.

Le decían Cimarrón porque se huyó por lo menos 2 veces a su anterior dueño, el Comisario de Artillería Bernardo López. Una de las escapadas duró 6 meses en Portobelo. Lo cogieron cuando iba a embarcar. Se escapó en la canoa de José María (alias) El Soldado. Le constaba esta escapada el Padre Prior de Santo Domingo.

Actitudes de un cimarrón: Andrés donde J. V. H.

  1. Era descarado y se embriagaba.
  2. Cuando lo encerraban se arrebató colérico.
  3. Cuando los barcos iban a salir se le veía muy solícito.
  4. Faltaba su ropa cuando tenía escape previsto.

Medidas anti escape tomadas en el caso de Andrés.

  1. La esposa de Van Merck le pidió al Intendente una orden de registro de los buques.
  2. Se le cerró la puerta para impedirle la salida.
  3. Prometió pagar su hallazgo.
  4. A los seis meses de escapado reclamaba judicialmente, al vendedor.

Operaciones de Andrés para logra su escape.

  1. El Jueves Santo se escapó por el balcón de la cocina.
  2. Se escondió provisionalmente en una de las bodegas que hay junto a la señora Dolores.
  3. Se asoció a un negro inglés que transitaba para Jamaica.