Conmemoración de la fundación del estado panameño

Autores

Roberto De La Guardia

Fecha

1984-Nov

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Cita Recomendada:

De La Guardia, R. (1984). Conmemoración de la fundación del estado panameño. Diario La Prensa, 14A.

La siguiente transcripción ha sido adaptada del documento original, por lo que el formato puede diferir y puede contener errores.


Por considerarlo de gran interés histórico y patriótico, a continuación el discurso del Prof. Roberto de la Guardia, catedrático universitario y Miembro de número de la Academia Panameña de la Historia, ofrecido el pasado 3 de noviembre en “La Colina” en ocasión de la izada del Pabellón y canto del Himno Nacional en la Universidad de Panamá.

Las Historias de Panamá y con ellas, las Historias de los Estados Hispanoamericanos, suelen dividirse en partes cuyos nombres pueden ser considerados estereotipos.

Estas partes son: Descubrimiento, Conquista, Colonia, Nacionalidades.

De estos cuatro períodos, tres se refieren a hazañas de los españoles en el extranjero y el último de aquellos períodos se refiere a las formaciones humanas desenvueltas en estas tierras.

La idea de Descubrimiento:

El principal problema, de los varios que involucra la idea del descubrimiento, por ejemplo, la del Descubrimiento de América, es que supone un etnocentrismo agudo, el que podría expresarse con la fórmula: “Nosotros los descubridores, somos la gente, la única gente”. Esta idea tropieza contra la evidencia incontrovertible de que en los momentos descubridores, América estaba llena de amerindios. Entonces, parece más juicioso decir que son protoguaymíes los descubridores del Istmo de Panamá, que decir que lo es Rodrigo de Bastidas.

La idea de la Conquista:

Un segundo período en las Historias de Panamá y las de Hispanoamérica es el de la Conquista.

Se presenta la secuencia de manera que al Descubrimiento sucede la Conquista. La idea de la Conquista tiene connotaciones totalizadoras. Se conquistó todo. Uno se entera, no sin cierta sorpresa, de que los españoles no conquistaron todo el Istmo de Panamá. Así, por ejemplo, los Guaymíes no fueron conquistados; tampoco lo fueron los Dule. Otra de las implicaciones de la Conquista, en el Istmo de Panamá, es que la Conquista transforma. Y resulta otra sorpresa: tal cosa no ocurrió a los Guaymíes, los cuales siguen siendo Guaymíes y no Hispanoamericanos.

La idea de Colonia:

La de Colonia parece ser una idea eminentemente política, de Estado; sin embargo, se suelen señalar atisbos de lo que serían los pueblos Hispanoamericanos hacia el final de tal período. Este atisbo de Hispanoamericanos hacia el final de la Colonia está relacionado con la idea de que personas nativas específicas habrían de fundar los Estados en América.

Pero, al referirse la Colonia a España y a los españoles, queda el fenómeno de los Hispanoamericanos apenas dibujado.

La idea de las nacionalidades:

En las Historias Hispanoamericanas, este período aparenta ser la culminación del esfuerzo que hicieron en América los españoles, puesto que se presenta como la culminación de los períodos españoles de esta Historia.

De esta manera, todo el proceso constructivo de los Hispanoamericanos queda ignorado, reconociéndoles vigencia solamente como forjadores de nacionalidades, de Estados; forjadores que surgen de pronto, de la nada.

Historia de los españoles en el extranjero:

Considerando con cuidado cada uno de los temas, nos encontramos con lo siguiente: Que el primer período se refiere al Descubrimiento de América por los españoles, lo cual podría ser visto como Historia de España, o sea, como Historia de los españoles en el extranjero.

El segundo período, que es el de la Conquista, está claro que también se refiere a los españoles y sigue siendo el asunto, Historia de los españoles en el extranjero.

El tercer período es el de la Colonia: la colonia de los españoles; la Historia de los españoles en el extranjero.

Es en el cuarto período, el de las nacionalidades, el de los Estados, cuando se comienza a hablar de los Hispanoamericanos.

La mayoría de las Historias nacionales de los Estados Hispanoamericanos parecieran dedicar gran parte de su extensión a relatar los hechos de los españoles como premisa para relatar la historia subsecuente. Historia que suele comenzar durante el siglo XIX.

Algunos de los historiadores Hispanoamericanos pretenden averiguar en detalle hasta los más mínimos actos administrativos de las fuerzas españolas.

Esta noción no concuerda con la existencia de los Hispanoamericanos.

Historia del Estado español en América:

Toda Hispanoamérica usa el esquema cuatripartito básico. Esto es así, aún contra la evidencia, de lo que debería ser historiado, es decir, los Hispanoamericanos, no lo son. En el esquema, se reemplaza la Historia de los Hispanoamericanos por la Historia del Estado español en América.

Esto así resulta si se entiende que el período de Descubrimiento trata de las operaciones del Estado español en el extranjero. El período de la Conquista trata igualmente de la ampliación del Estado español. El período de la Colonia trata fundamentalmente de la operación del Estado español en América.

Y es en el cuarto período, el de los Estados, cuando comienza a hablarse de los Hispanoamericanos.

Visto bien, este modelo es extraño: termina la ’extrañeza cuando se lo identifica como un modelo centrado en la secuencia de Estados.

La celebración de la fundación del Estado panameño:

Se plantea la hipótesis de que la causa que justifica el programa histórico puesto antes es el esquema que suele llamarse “Secuencia de Estados”.

Esta es una premisa y su durabilidad parece residir en el hecho de que tal premisa contribuye a justificar la actual posesión política de los espacios estatales, como en el ejemplo siguiente:

La República de Panamá, el Estado panameño, es la poseedora de la isla Contadora en el Océano Pacífico. Y se podría hacer la pregunta de que ¿de dónde surgen los derechos del actual Estado sobre esta isla? Esos derechos tienen relación con la sucesión de Estados. El Estado posee, en 1984, la Isla Contadora, pero sus títulos no provienen de este mismo Estado, sino que se trata de títulos históricos. La República es heredera del Estado colombiano, quien antes poseía la Isla y todo el resto del Istmo. A su vez, el Estado colombiano heredó del Estado español en América tanto la Isla Contadora como el resto del Istmo de Panamá. El Estado español conquistó títulos sobre la isla por derecho de Descubrimiento, por derecho de Conquista y por derecho de Colonización.

Y es de esta fuente se derivan los actuales derechos de la República como Estado.

No es de extrañar, entonces, este modelo de Historia tan lógico desde el punto de vista del Estado y tan extraño desde el punto de vista de los Hispanoamericanos del Istmo.

La idea que ha prevalecido, en materia de programa histórico, es la de la secuencia de Estados.

Presentación propagandística:

Se va a destacar ahora la manera más bien propagandística de presentar aquel programa. Este programa de cuatro partes, el de la secuencia de Estados, se impone en la enseñanza primaria en el sistema educativo panameño con el nombre de Historia de Panamá o Historia Patria. En la enseñanza primaria, aquella materia es obligatoria y se espera que estén expuestos a ella todos los estudiantes en el sistema escolar primario panameño. Esperamos que aprendan los contenidos. No estamos interesados en análisis. De manera que repetimos los temas hasta lograr una saturación razonable.

El Estado repite el entrenamiento sobre Historia de Panamá en el nivel secundario. Las mismas ideas, procedimientos parecidos, excepto que se pide que se discutan los temas, pero que no se toquen las premisas. Al final, el Estado ha obtenido, regularmente, una especie de puntos de vista nacionales, compartidos por todos, acerca del devenir.

En la Universidad se suele cambiar el nombre a la cosa, pero la temática cuatripartita sigue siendo la misma y los procedimientos también. Seguimos obligando y seguimos queriendo lo mismo.

En la Universidad suele cambiarse el nombre a “Panamá en el Mundo Americano”. Son cursos obligatorios, y hay que anotar que cursos equivalentes suelen ser obligatorios en los sistemas universitarios de la mayor parte de los Estados modernos. El asunto del porqué se hacen obligatorios parece estar en la necesidad de los Estados de afirmar su nacionalidad y homogenizar un sistema de pensamiento acerca de su origen, desarrollo y relaciones.

Pero en las Universidades se supone que estamos entrenando conductores de pueblos, líderes.

Y se hace la pregunta: ¿Tenemos que hacer, en esta etapa, propaganda nacional, como en las etapas estudiantiles anteriores? La mayoría de los profesores de la Universidad de Panamá, entienden que se trata de ampliar los contenidos de los programas, permaneciendo así dentro del esquema básico de la secuencia de Estados: Descubrimiento, Conquista, Colonia, Estados. El interés del Estado por estos asuntos es legítimo y debe proseguirse, pero en la Universidad tiene que plantearse de otra manera. Se puede pasar más allá de la propaganda nacional y fomentar un conocimiento más profundo del tema nacional. No propaganda. sino estudio.

Presentación como estudio:

En la presentación como estudio hay que considerar el problema de la no aparición de los Hispanoamericanos como tales sino hacia el fin del período llamado Colonial. Pero no pueden haberse formado tales masas humanas justamente hacia el fin del período, como aparenta en el modelo discutido. No puede ser, con cifras como las presentadas durante el Congreso de 1826, donde Colombia tenía 3 millones de habitantes, Centroamérica 1.300.000, Perú un millón y los Estados Unidos Mexicanos 6.5 millones de habitantes.

El fenómeno Hispanoamericano no aparece estudiado porque todo el espacio se dedica a los españoles, y casi nada a lo que normalmente debe considerarse como la base popular de los Estados que se fundaron.

Pareciera más cerca de la verdad estudiar el desarrollo de los Hispanoamericanos como primera parte de una secuencia que culminaría en los Estados Hispanoamericanos, que estudiarlas hazañas de los españoles en el extranjero, como base para la existencia de los Estados.

Y la base de estos Estados son pueblos, países nuevos. Así, por ejemplo, en Centroamérica se puede detectar las siguientes bases de los Estados:

Una consideración adicional se impone, y es la necesaria diferenciación entre sociedades nacionales y sociedades naturales. Las sociedades nacionales son estudiadas satisfactoriamente por una pléyade de distinguidos científicos, casi desde la fundación de los Estados y probablemente como consecuencia de esas fundaciones. Los trabajos presentados sobre los panameños por un numero de científicos de esta nacionalidad durante las celebraciones de la fundación del Estado, son buen ejemplo de la aseveración anterior.

Se quiere aquí presentar, como hecho investigable, la existencia previa de sociedades no estatales y muy probablemente naturales, de Hispanoamericanos, por todo et continente. Aquella es la naturaleza de sociedades como las mencionadas anteriormente de castelauros, ticos, mucos, guanacos, catrachos, chapines y otras.

Decíamos que estas sociedades son, probablemente, naturales, y con esto quisiéramos decir que tienen surgimiento y existencia parecidos a los que presiden el surgimiento y la existencia de Kurdos en el Medio Oriente; de Vascos, en la Península Ibérica; de Shilluk en el Nilo, de Miskitos, en Nicaragua, etc. La llamada inserción de los Hispanoamericanos en una pretendida Historia Universal, no puede ser, como consideran algunos, fechada en el tiempo del surgimiento de los Estados.

Aquella inserción tampoco puede ser durante el tiempo de la expansión de los españoles y por esa misma causa.

Este problema de las inserciones ha de estudiarse, pero no para contabilizar a los pueblos Hispanoamericanos en una Historia Universal de claro corte etnocéntricos europeo, sino como inserción en el Género Humano y a partir de la formación al azar de sociedades en América, disparadas por el arribo de masas de población del África y de Europa.

Es de aquí que surgen estas sociedades, muchas de las cuales habrían de desarrollar, hasta la situación de Estados nacionales.