El estado de la cuestión hispanoamericana después de Bolívar
Cita Recomendada:
La siguiente transcripción ha sido adaptada del documento original, por lo que el formato puede diferir y puede contener errores.
El examen de la cuestión Hispanoamericana ha sido dividido en cuatro partes que son: Formaciones, atribuciones, estimaciones y mimetización.
En general, cada una de estas categorías mayores ha sido ilustrada con citas, preferiblemente de escritores Hispanoamericanos para intentar presentar algo que pudiera titularse “Los Hispanoamericanos, vistos por los Hispanoamericanos”.
En la categoría de la Formación se tratan nombres, símbolos y oposiciones.
Puede ser que los símbolos sean europeos. Puede que los nombres expresen la imposibilidad de nombrar la cosa.
Las Formaciones tienen un aspecto constructivo, positivo. Aun las oposiciones polares tienen aspecto constructivo, puesto que se trata de una afirmación aun en una comparación disminuidora.
Las Atribuciones: Esta categoría es diferente de las Formaciones, puesto que estas atribuciones, de Historias principalmente, pueden ser profundamente falaces. Esto se puede mostrar bien particularmente si se puede demostrar que esas atribuciones esquivan el tema central de los Hispanoamericanos en formación.
Las Atribuciones suelen presentarse como ciertas a los hispanoamericanos. Ciertas a priori. Como se trata de un verdadero planteo de premisas, son difíciles de discutir, siendo más fácil aceptarlas.
Las Estimaciones valoran desde la sobre-estimación hasta la sub-estimación.
Hay, entre los escritores Hispanoamericanos tendencias extremas sin que quede mucho campo restante para la precisión, la declaratoria de lo que es, con alguna argumentación razonable.
El Mimetismo pareciera presentarse como una de las posibilidades estructurales más certeras para definir el problema.
Son muchos los temas que inducen a pensar que los Hispanoamericanos son en realidad una formación mimética: la ambivalencia, el enmascaramiento, las observaciones sobre la alineación, el comportamiento de eco, la enajenación.
Hay que advertir que mucho de lo que aquí se presente, formaba parte de los atributos de los Hispanoamericanos, no solamente después de Bolívar.
1. Las formaciones
Las formaciones constituyen la primera de las grandes categorías examinadas.
Estas formaciones están compuestas de tres partes que son: La formación de nombres, la formación de símbolos y los sistemas de oposiciones.
En la Formación de Nombres se consideran: Novomundanos, Indianos, Americanos, Hispanoamericanos, Colombianos, Indoamericanos, Iberoamcricanos, Latinoamericanos, Nuestra América Mestiza, Eurindia y la Sub-América.
En el sistema de Formación de Símbolos se consideran el del Buen Salvaje, el de Calibán, el de Ariel, el de Sariri, el del Buen Revolucionario.
Y se presenta la cuestión de si La Raza Cósmica de Vasconcelos debería o no estar en esta lista. Hay razones tanto para incluirla como para no hacerlo. Se trata de una hermosa interpretación del fenómeno Hispanoamericano que puede reflejar bien una de las realidades menos comprendidas del vasto sub-continente. En efecto, las posibilidades de que se esté formando en Hispanoamérica un nuevo fenómeno racial comparable al que una vez estructuró a los amerindios es muy grande. Por otra parte, las definiciones de Hispanoamérica, como mestiza, al dejar por fuera un segmento importante de esa realidad, es decir, a los negros, pide que se reinterprete y preferiblemente en los términos de Vasconcelos.
Por otra parte, cuando se quiere definir a los Hispanoamericanos, es frecuente que se mencionen los stocks casi puros de la composición: negros, indios, blancos, pero se hace equivalente esa definición racial con una cultural. Así se comete la injusticia teórica de comparar Hispanoamericanos: negros, blancos, amerindios con europeos, por ejemplo, con lo cual se comparan entidades raciales y culturales con desventaja para la comprensión. Entonces, la “Raza Cósmica” es más que un símbolo y no se la cuenta entre éstos.
En los sistemas de oposiciones polares o comparaciones se incluyen: el novomundismo contra el europeísmo; la civilización contra la barbarie; la latinidad contra el sajonismo; los anglos versus los Hispanos; los católicos contra los protestantes; los tropicales contra los templados; los tradicionales contra los modernos; el Norte contra el Sur.
Todo esto conforma la categoría de las Formaciones.
Capítulo I
Sobre el sistema de formación de nombres
Los nombres podrían clasificarse de varias maneras: Novomundano, Nuestra América Mestiza y la Sub-América podrían ser nombres que presentan una estructura ausente, según la terminología de Humberto Eco. Se trataría de nombres que se construyen pensando en otro al cual no se le menciona explícitamente.
Indiano, iberoamericano y latinoamericano parecen nombres de inclusión, con lo cual se pretende decir que serían nombres que incluyen la cosa dentro de un marco de referencias mayor que ella.
Americanos y colombianos serían nombres conmemorativos o heroicos, o sea, nombres que buscan perpetuar la idea a la memoria de un héroe.
Hispanoamericanos, indoamericanos y Eurindia, serian nombres de conjunción, o sea, nombres que buscan la juntura de la realidad de la Primera Oleada de Población sobre América, los Amerindios, con la Segunda Oleada de Población sobre América, o sean europeos y africanos.
Hay nombres que reflejan descripciones continentales tales como los de Indias, América, Novomundano, Sub-América.
Hay nombres que plantean descripciones sociales, como indoamericanos, latinoamericanos, Eurindia, Nuestra América Mestiza, Iberoamericanos. El de Hispanoamericanos es posiblemente el que tenga más valor histórico para describir la cosa.
Nuevo mundo - Novomundano
La decisión de que se trataba de un mundo inédito para los Europeos y no la India como pensaba Colón, planteó el nombre de Nuevo Mundo.
La idea parece consistir en presentar un hombre en un mundo, que a diferencia del mundo europeo, es nuevo para esta misma gente.
El asunto de la novedad presenta una estructura ausente, claramente referida a lo viejo, a Europa.
El uso de Novomundano ha sido, aparentemente, un uso básicamente político por parte de los Hispanoamericanos en su búsqueda por justificar su separación de Europa, o en la búsqueda de su propia personalidad.
El uso de Novomundano para los Europeos ha consistido en constatar la novedad del fenómeno que ante sus ojos se presentaba y desarrollaba.
Indios - Indianos
Indias fue un nombre planteado por Cristóbal Colon para referirse a América. El nombre parece haber surgido de equivocar a América con la India de donde surgió, por derivación, indios para estas Indias.
Con el término Indianos parece trabajar una estructura de inclusión, puesto que por este medio se incluyen los americanos dentro de la comprensión de los hindúes para identificarlos.
Con la palabra misma parece que se usa menos en castellano original y más en inglés. Los indianos son conocidos en España y se trata de españoles que regresan después de vivir en América a sus pueblos en España.
Ese es el uso actual de indianos más conocido. Pero en inglés persiste, particularmente para las Antillas de habla inglesa la noción de West Indians.
West Indians como concepto ha sido reforzado por una importante presencia de East Indians, o sea de Indios Orientales, lo que en castellano sería Hindú. West Indian correspondería a Indio del Oeste, derivación de Las Indias Indianas.
América - Americanos
América parece haberse formado después de aparecer una carta firmada por Américo Vespucio. En este sentido la palabra pasa por tener una especie de estructura heroica, es decir en memoria de un pionero.
Se trata de un navegante italiano, quien aparentemente fue uno de los primeros europeos que se dio cuenta de que se trataba de un continente nuevo y no de la India, y que así lo puso en su correspondencia. Fue el cartógrafo alemán Martín Wald Seemuller quien difundió el nombre.
América y americano continúan usándose en España para significar, confusamente, el total del continente.
Los norteamericanos se refieren a ellos mismos como América y americanos.
Según Jorge Gissi (1982:145) Alexandre Von Humbolt escribió: “Los criollos prefieren que se les llame americanos, y desde la Paz de Versalles, y especialmente desde 1789, se les oye decir muchas veces con orgullo: yo no soy español, soy americano”.
Hispanoamericanos
Españoles-americanos parece haber sido popular por los tiempos de Bolívar. Una construcción derivada que ha tenido éxito posteriormente es la de Hispanoamericanos.
En estos tiempos que corren, Hispanoamericanos tiene un área de aplicación restringida a los Estados resultantes de la disolución del Imperio Español en América. De esta manera hay una lista de Iberoamericanos (que incluye Brasil) y diferente de la lista de Latinoamericanos que debe incluir Haití y otros que suelen usar lenguas latinas.
De esta manera, Hispanoamericanos serían: México, Guatemala, Honduras, Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Cuba, Dominicana, Puerto Rico.
Colombia - Colombianos
Como quiera que el apelativo de españoles-americanos parecía un poco raro durante las guerras de independencia, el Libertador Simón Bolívar propuso el de colombianos y Colombia, probablemente honrando a Cristóbal Colón.
Indoamérica - Indoamericanos
Aparentemente, los esfuerzos de divulgación de este nombre han procedido del Perú, donde tuvo lugar un movimiento indigenista importante.
Se trata en la interpretación más corriente fuera del Perú, de un nombre que conjuga Indo, referido a los americanos nativos, con América, referido a las consecuencias de la oleada de población segunda sobre el Continente.
Rafael Garzaro (1972:16) criticaba el nombre diciendo que exaltaba únicamente a uno de los troncos de donde provenían estos pueblos.
Eugenio Chang Rodríguez (1969:43) observaba que Indoamérica era defendido principalmente por los Apristas del Perú y por los indigenistas del resto del continente; que Haya De la Torre pudo defender el término con razones políticas, históricas y lingüísticas; que según Haya, el prefijo Indo se deriva aquí de Indias y no de indio; que abarca el término las contribuciones culturales todas, las precolumbinas, que simboliza el prefijo Indo y las post-colombinas representadas por América
Iberoamérica - Iberoamericanos
Muchos son los que utilizan este apelativo y como suele suceder con una expresión muy usada, el sentido de esta palabra ha tendido a correrse. Se supone que la palabra Iberoamérica significa países del Continente Americano, que tienen, en su génesis, un componente proveniente de la Península Ibérica. Como quiera que la Península Ibérica está dividida entre España y Portugal, Iberoamérica comprende, por consiguiente, los países Hispanoamericanos a los cuales se añade Brasil, el cual representaría a Portugal.
Algunos autores han señalado que este nombre está errado porque no incluye países cuyos componentes son franceses o ingleses. Pero, es de suponer que quienes usan el nombre quieren significar objetos específicos y dejar por fuera otros.
Latinoamérica - Latinoamericanos
El apelativo que más éxito tiene en esta segunda mitad del siglo veinte es el de Latinoamericanos.
Este es un término inclusivo que quiere implicar a americanos que hablan lenguas latinas o sea lenguas derivadas del latín. Esto incluiría en la lista a Estados Hispanoamericanos, a Estados Iberoamericanos y a Estados o Posesiones que hablasen otras lenguas derivadas del latín como Haitianos, Antillanos Francófonos y Guayaneses Francófonos.
Jorge Gissi (1982:146) resumía de la manera siguiente la historia de esta denominación:
Este nombre data del siglo pasado y se extendió después de la II Guerra Mundial; en las últimas décadas se generalizó por oposición a la América Sajona.
Gissi añadía que este nombre es expresión de la lucha ideológica por la hegemonía, porque refleja la competencia del Imperio Francés con otros durante el siglo XIX y que Napoleón 111 lo impuso para legitimar la ocupación francesa de México y por eso llamó a la América “Latina” por oposición a “Hispánica”.
Nuestra América mestiza
El término Nuestra América Mestiza es una construcción compleja que supone una estructura ausente, la cual parece ser una de signo opuesto.
En este caso es claro que se refiere a la América rubia, que sería los Estados Unidos. El mismo sentido parece tener el término nuestro. Lo nuestro tiene pues una estructura ausente que seria lo no nuestro. En una única América, la nuestra ha de contraponerse a la no nuestra, que sería igualmente la República Imperial de los Estados Unidos.
Eurindia
Eurindia es un nombre formado por una sola persona, en este caso el argentino Ricardo Rojas, en 1924.
Eurindia es una conjugación de Europa e India y presenta una ampliación de los conceptos equivalentes, como lo son Hispanoamericano, Indoamericano, Iberoamericano.
Si los equivalentes conjuntaban América con Hispano, con Ibero, con Indo, en Eurindia la conjugación parece hacerse con Europa como la generalidad.
De Rojas decía Staab (1969:224) que aquel autor desarrollaba un dualismo elemental del Exotismo versus Indianismo, que de esta manera Rojas relegaba todo lo proveniente de Europa lo “Exótico” y que los elementos culturales europeos sufrieron en la Argentina un proceso de nacionalización.
Sub-América
El término Sub-América es la aportación de un solo autor, Rafael Garzaro, publicado en 1972 en México.
Ya en el prólogo del libro hay una indicación sobre los problemas que puede causar el apelativo. Decía allí que Sub-América se refería al extenso grupo de naciones y pueblos que comprende el área desde el Río Bravo en el norte hasta el Estrecho de Magallanes en el Sur.
Sub-América, decía el prologuista, conlleva una connotación de inferioridad, de dependencia, de falta de digna identidad propia, de contraste denigrante con lo que se supone tendría que ser una super-América.
Sin embargo, el mismo Garzaro, en una advertencia decía que sabía por anticipado que el anatema se cerniría sobre él por el título. Que apelaba a la benevolencia y a la comprensión de los lectores y que los excitaba a que percibieran la amargura que hay en tal título.
Capítulo II
Sobre el sistema de formación de símbolos
Algo que se debe anotar desde el principio es que, de los símbolos que se supone deben personificar a los Hispanoamericanos, casi todos son extranjeros o inducidos desde el extranjero.
El símbolo del Buen Salvaje es europeo y bien antiguo. El símbolo de Calibán es Shakesperiano y de la misma fuente surge Ariel y el símbolo del Buen Revolucionario es evidentemente una contrapartida del Buen Salvaje.
Con respecto al símbolo de Sariri, al ser indio el héroe, el símbolo es también extranjero, puesto que los Hispanoamericanos no son indios y el símbolo representa a un no Hispanoamericano.
Por otra parte llama la atención que estos símbolos colectados parecen encadenarse unos con los otros. De esta manera tenemos que del inicial Calibán surge Ariel y que de Ariel surge Sariri. Por otra parte, del Buen Salvaje surge el Buen Revolucionario. De donde se podría concluir que realmente hay dos viejos símbolos estables: El del Buen Salvaje y el de Calibán.
Y si se piensa bien, en esta actividad formadora de los Hispanoamericanos se confirma la duda acerca de la precisión con que se perciben.
Los símbolos estables y generadores que encontramos fueron El Buen Salvaje y Calibán. Buen Salvaje se refiere en su inicio a Amerindios en sus Antiguos Países. Eventualmente, los Hispanoamericanos, al republicanizarse, se han anexado aquellos Antiguos Países y parece que simultáneamente se han anexado los símbolos que de ellos crearon los europeos. Pero hay que advertir nuevamente que los Hispanoamericanos eso son y no indios. Que los Amerindios son otra cosa, otras culturas, otros países.
Lo que se puede aquí percibir es la aparente incapacidad Hispanoamericana de fijarse, de interpretarse como tales Hispanoamericanos, y el espíritu de disfrazarse con ropa ajena; incapacidad Hispanoamericana de percibir a los Hispanoamericanos como tales.
Con respecto al símbolo de Calibán, parece que sucede lo mismo. Si originalmente se refiere a caníbal como modificación de Caribe, se está hablando de un Antiguo País de navegantes, compuesto por amerindios y no por Hispanoamericanos.
Símbolo del buen salvaje
Carlos Rangel (1977:12) denominaba “imágenes deformantes de la realidad del Continente Hispanoamericano”, a algunas de las difundidas en Europa y exportadas después, cono verdades, a Hispanoamérica. Es la figura del “Buen Salvaje”, la cual se amplifica hasta los Hispanoamericanos contemporáneos, de una manera bien expuesta por Rangel y catalogada como nuestro orgullo y vergüenza. Hispanoamericanos son a la vez descendientes de amos y de esclavos y de raptores y de mujeres violadas. Es en tal sentido, pensaba Rangel, que los Hispanoamericanos se reconocen en un símbolo como el del Buen Salvaje.
En su origen el mito del Buen Salvaje se popularizó durante el Siglo XVII, por causa de Juan Jacobo Rousseau. El mito de Rousseau reducía al indio a una imagen utópica del hombre primitivo en su estado de naturaleza.
El símbolo del Buen Salvaje en la Interpretación de Carlos Rangel
Este símbolo fue discutido por Carlos Rangel de la manera siguiente (1977:12):
“Como dije a Ud. en la oportunidad de nuestro encuentro en Caracas, está por hacer una labor de desmitologización. Que no todo cuanto se dice sobre Latinoamérica sea falso, pero el conjunto da una idea falsa. En parte eso se debe a que durante siglos imágenes deformantes de la realidad de este Continente han sido empleadas como ingredientes de las controversias, las angustias y los ensueños de la Civilización europea.
“Colón mismo puso la primera piedra de ese edificio de mitos tanto por las motivaciones de su aventura como por las reseñas que hizo a los Reyes Católicos, en las cuales sostuvo haber tal vez descubierto el Paraíso Terrenal.
“Más tarde, el Padre Las Casas, y otros frailes terminaron de elaborar la figura del Buen Salvaje, viva todavía hoy, y lanzaron la Leyenda Negra sobre los supuestos males absolutos de la colonización española, leyenda que fue amplificada por Inglaterra, Francia y Holanda…
“(..) el cáncer de Latinoamérica, donde el conquistador español creó una sociedad de la cual los indios, reducidos a la servidumbre, formaban parte orgánica e indispensable, los hombres por su trabajo, las mujeres por su sexo.
“En consecuencia, los latinoamericanos somos a la vez descendientes de los conquistadores y del pueblo conquistado, de los amos y de los esclavos, de los raptores y de las mujeres violadas. El mito del Buen Salvaje nos concierne personalmente, es a la vez nuestro orgullo y nuestra vergüenza”. (1977:31)
Símbolo de Caliban
En el estudio de Retamar (1979:15) aparece el símbolo de la manera siguiente: Caníbal, infamante, hombre bestial, “situado irremediablemente al margen de la civilización y a quien es preciso combatir a sangre y fuego”. Esa imagen la criticaba Retamar como la “típica versión degradada que ofrece el colonizador del colonizado”. A manera de comentario es menester mencionar que el propulsor de la idea es cubano contemporáneo, los cuales son estigmatizados por sus enemigos políticos, de igual manera que los europeos a Calibán.
De aquí que el escritor cubano magnifique el símbolo e insista en que no es Ariel sino Calibán el signo de la realidad cultural Hispanoamericana.
El símbolo de Calibán en la interpretación de Roberto Fernández Retamar
Este símbolo tiene conexión con la palabra Caníbal, de la cual deriva según investigaciones de Fernández Retamar. Se ha aplicado a los Hispanoamericanos. Decía Retamar (1979:15);
“….Calibán es anagrama forjado por Shakespecare a partir de Canibal–” expresión que en sentido de antropófago ya había empleado en otras obras como “La tercera parte del Rey Enrique VII” y este término a su vez, proviene de Caribe. Los Caribes, antes de la llegada de los europeos, a quienes hicieron una resistencia heroica, eran los más valientes, los más batalladores habitantes de las mismas tierras que ahora ocupamos nosotros. (…) pero ese nombre, en sí mismo…. Caribe… y en su deformación Caníbal, ha quedado perpetuado, a los ojos de los europeos, sobre todo de manera infamante.
“Es este término, este sentido el que recoge y elabora Shakespeare en su complejo símbolo. (…) Caribe, por su parte, dará el Caníbal, el antropófago, el hombre bestial situado irremediablemente al margen de la Civilización y a quien es menester combatir a sangre y fuego’. (1979:17)
“(…) en cuanto a la visión de Caníbal, ella se corresponde (…) con la derecha de aquella misma burguesía. Pertenece al arsenal ideológico de los políticos de acción, los que realizan el trabajo sucio del que van a disfrutar igualmente, por supuesto, los encantadores soñadores de utopías.
“(…) se trata de la característica versión degradada que ofrece el colonizador del hombre que coloniza. Que nosotros mismos hayamos creído durante un tiempo en esa versión solo prueba hasta qué punto estamos inficionados con la ideología del enemigo.
“(..) Nuestro símbolo no es pues ARIEL como pensó Rodó, sino Calibán. Esto es algo que vemos con particular nitidez los mestizos que habitamos estas mismas islas donde vivió Calibán: Próspero invadió las islas, mató a nuestros antepasados, esclavizó a Calibán y le enseñó su idioma para poder entenderse con él. ¿Qué cosa puede hacer Calibán sino utilizar ese mismo idioma - hoy no tiene otro para maldecirlo, para desear que caiga sobre él la roja plaga?
“No conozco otra metáfora más acertada de nuestra situación cultural, de nuestra realidad”. (1979:32).
Símbolo de Ariel
Fue planteado por Rodó en 1900. La descripción corresponde a un Hispanoamericano noble, de alto espíritu, de altos móviles, desinteresado en la acción, ideal al que puede llegar la selección humana.
Es una descripción de una minoría selecta, por la cual debe ser juzgada Hispanoamérica; se trata del genio personal de Hispanoamérica. Como comentario se añade que esta idea de Ariel tuvo mucha influencia entre las capas intelectuales de Hispanoamérica. Que por ejemplo, la idea presidió la fundación de la Universidad de Panamá en 1935, como es perceptible en la que fue por muchos años su estatua principal llamada “Hacia La luz” y su biblioteca situada en la colina, así como el campus centrado típicamente en la Facultad de Humanidades.
El símbolo de Ariel visto por su creador José Enrique Rodó
El símbolo de Ariel fue propuesto por José Enrique Rodó en un libro con ese mismo título publicado en 1900. Ahí decía entre otras cosas que: Ariel, genio del aire, representa en el simbolismo de la obra de Shakespeare, la parte noble y alada del espíritu. Ariel es el imperio de la razón y el sentimiento sobre los bajos estímulos de la irracionalidad; es el entusiasmo generoso, el móvil alto y desinteresado en la acción, la espiritualidad de la cultura, la vivacidad y la gracia de la inteligencia: el término ideal a que asciende la selección humana rectificando en el hombre superior los tenaces vestigios de Calibán, símbolo de sensualidad y torpeza, con el cincel perseverante de la vida”.(1976:26)
“(…) Mis impresiones del presente de América, en cuanto ellas pueden tener un carácter general, a pesar del doloroso aislamiento en que viven los pueblos que la componen, justificaría acaso una observación parecida. Y sin embargo, yo creo ver expresada en todas partes la necesidad de una activa revelación de fuerzas nuevas, yo creo que América necesita grandemente su juventud”. (1975:43)
“Hay una verdad profunda en la paradoja de Emerson que exige que cada país del globo sca juzgado según la minoría y no según la mayoría de sus habitantes.
“La civilización de un pueblo adquiere su carácter, no de las manifestaciones de su prosperidad o de su grandeza material, sino de las superiores maneras de pensar y de sentir que dentro de ellas son posibles; y ya observaba Compte, para mostrar cómo en cuestiones de intelectualidad, de moralidad, de sentimientos, sería insensato pretender que la calidad pueda ser sustituida en ningún caso por el número, que ni de la acumulación de muchos espíritus vulgares se obtendrá jamás el equivalente de un cerebro de genio…’ (1975: 82)
“Hispanoamérica ya no es enteramente calificable, con relación a él, de tierra de gentiles. La poderosa federación va realizando entre nosotros una suerte de conquista moral. Y de admirarle se pasa por una transición facilísima a imitarla (…). Es así como la visión de una América deslatinizada por propia voluntad, sin la exortación de la conquista, y regenerada luego a imagen y semejanza del arque-tipo del norte, flota ya sobre los sueños de muchos sinceros interesados por nuestro porvenir, inspira la fruición con que ellos formular a cada paso los más sugestivos paralelos, se manifiesta por constantes propósitos de innovación y de reforma. Tenemos nuestra NORDOMANIA; es necesario oponerle los límites que la razón y el sentimiento señalan de consuno.
“(…) Pero no veo la gloria, ni el propósito de desnaturalizar el carácter de los pueblos -su genio personal- para imponerles la identificación con un modelo extraño al que ellos sacrifiquen la originalidad irremplazable de su espíritu, ni en la creencia ingenua que eso pueda obtenerse alguna vez por procedimientos artificiales e improvisados de imitación.
“Acaso oiréis decir que no hay un sello propio y definido por cuya permanencia, por cuya integridad deba pugnarse, en la organización actual de nuestros pueblos. Falta, tal vez, en nuestro carácter colectivo, el contorno seguro de la personalidad. Pero, en ausencia de esa índole perfectamente diferenciada y autonómica, tenemos -los americanos latinos - una herencia de raza, una gran tradición étnica que mantener, un vínculo sagrado que nos une e inmortales páginas de la historia…”
Símbolo de Sariri
Se trata de un símbolo propuesto y difundido por una sola persona, en este caso Fernando Diez de Medina quien publicó en 1954 su libro llamado: Sariri: una réplica al Ariel de Rodó.
Se ha advertido sobre este símbolo que es de corte extranjero, como la mayoría de los demás, porque plantea como símbolo hispanoamericano una especie de héroe amerindio y los amerindios, por más que se intente hacerlos son amerindios y no hispanoamericanos.
De manera que el símbolo de Sariri es extranjero puesto que los antiguos países amerindios son países extranjeros frente a los países hispanoamericanos.
El símbolo de Sariri de Diez de Medina presentado por Stabb
Fernando Diez de Medina (n. 1908) publicó su libro Sariri: una réplica al Ariel de Rodó en 1954. Fue citado por Stabb (1960:139) de la manera siguiente:
1. “El ensayo que tiene por subtítulo”una réplica al Ariel de Rodo”, quiere que se reemplace a Próspero por un nuevo MENTOR Hispanoamericano: Sariri, el indio viajero y relator de leyendas por su naturaleza misma “no puede permanecer en silencio ni indiferente. 2.”Como en la obra maestra de Rodó, Diez de Medina empieza su ensayo presentando dos deidades opuestas: Makuri, figura decididamente canibalesca, y Thunupa el gran activista, defensor del débil y atenuador del sufrimiento. Se insiste repetidamente que Thunupa representa las virtudes practicas más que el vago idealismo de Ariel.
“El tema del ensayo se presenta en el sencillo relato de la lucha de dos dioses. El maléfico Makuri mata a Thunupa, cuyo espiritu, sin embargo, sigue vivo en las fuerzas de la tierra.
“(..) Thunupa representa el deber: el deber que tiene la América Española de elaborar su propio destino de una manera práctica, sincera, sin tratar de evadirse de un idealismo vago, etéreo”.
Símbolo del buen revolucionario
Un símbolo más reciente entre los hispanoamericanos es el del Buen Revolucionario. Esta nueva simbolización ha sido planteada por Carlos Rangel (1977:121) como otro extremo de aquel viejo símbolo del Buen Salvaje.
Ciertamente la figura del Buen Revolucionario es la recepción que hacen en Europa de un fenómeno que se presenta entre los hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX.
El símbolo del Buen Revolucionario presentado por su autor Carlos Rangel
Carlos Rangel sostenía sobre su noción del Buen Revolucionario lo siguiente:
“En este cuadro francamente sombrío, la aparición de Cuba revolucionaria fue doblemente importante: aportaba evidencias sobre la fuerza histórica del leninismo, como ya queda dicho; pero además y sobre todo daba oxígeno a la esperanza de que alguna vez, en alguna parte, un régimen comunista pudiera no ser inhumano. Así como el”Viejo Mundo” de la Civilización europea había imaginado, antes del descubrimiento de América, la existencia en alguna parte de una isla incontaminada por la civilización y el pecado original, donde vivieron “BUENOS SALVAJES”, libres de ambición, de crueldad, y de codicia, el Viejo Mundo de la cultura revolucionaria que se ha venido formando de 1917 a esta parte no cesa de imaginar que puede surgir en alguna parte (una isla sería especialmente apropiada) una especie nueva de revolucionario, un BUEN REVOLUCIONARIO incontaminado por estalinismo y capaz de no reeditarlo.
“La Revolución Cubana (come antes - y todavía- la Revolución China) vino a responder por un momento a esa ilusión. Y dentro de ella, no tanto Fidel (cuya figura de político y de hombre de poder traspasaron desde muy temprano, la máscara BUEN REVOLUCIONARIO de la barba y el uniforme ajado y sin insignias como el Che Guevara, con sus teorías sobre la función purificadora de la guerrilla y el Hombre Nuevo”.
Capítulo III
Sobre el sistema de oposiciones
Se denomina sistema de oposiciones a la acumulación de datos sobre los Hispanoamericanos, a los cuales se les pueda encontrar su contrario y a la presentación de tal pareja con signos contrarios, poniendo a los Hispanoamericanos el signo negativo.
Los datos son:
Europeísmo | Novomundismo |
---|---|
Civilización | Barbarie |
Anglos | Hispanos |
Protestantes | Católicos |
Templados | Tropicales |
Moderno | Tradicional |
Norte | Sur |
Habrá que decir que hay datos que objetivamente no tienen signos, se transforman cuando van emparejados. De esta manera, el templado clima de las montañas Hispanoamericanas se podrá criticar poniendo que son muy altas y que las de Europa tienen un clima mejor a más baja altura. O que llueve en ellas y en las equivalentes de Estados Unidos no.
Son las consideraciones anteriores las que mueven o hablan de un sistema en operación.
La más largamente debatida de estas oposiciones es la que contrapone Civilización y Barbarie, donde Civilización es Europa y Barbarie Hispanoamérica.
Una muy importante oposición, ha quedado ahora enmascarada en un par absurdo pero de uso generalizado.
Se trata de la oposición Norte/Sur. Todo Sur es malo, aparentemente por ser Sur. Pero cuando obtuvo esta oposición sus ribetes más trágicos fue cuando no se decía Norte, sin nórdico y nórdico llegó a significar no una raza del Norte sino la raza superior nórdica.
En ese tiempo el Sur incluía a Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Unión Soviética. Y ellos, los mencionados, se quejaron amargamente y fueron a la guerra contra los nórdicos.
Y se quitaron el sambenito de encima, al de sureños inferiores o no nórdicos, y nos lo endosaron, debidamente agravado, a los Hispanoamericanos.
a. Novomundismo vs. Européismo
La cuestión parece ser que llega un momento en el desarrollo de las cosas en Hispanoamérica en que los nativos Hispanoamericanos toman conciencia y escriben declarando ser de acá y poniendo en su lugar a los que son de acá.
Que llega un momento en que la construcción del nuevo objeto Hispanoamericano se hace tan visible, audible que hay que tomarlo en consideración y discriminar lo que no es del Nuevo Mundo.
Por otra parte, se presenta el hecho, dentro de los Países Hispanoamericanos, de la parte de la sociedad que se centrifuga, o sea, el equivalente de lo que Toynbec llamaba herodianos.
Estos centrifugados son una parte normal de toda sociedad en contacto. Se asocian intelectual y físicamente con los que son propiamente europeos o norteamericanos, a los que tratan de parecerse detalladamente, pensando que la salvación de su propia sociedad está en el camino de su propia modificación.
El empuje novomundano, ejercido versus el europeísmo, aparece, además de hacerlo en los ensayos, en cierta polémica ocurrida en la ciudad de Panamá y publicada por el historiador Alfredo Castillero Calvo (1969:32). Este historiador explicaba que por 1754 y 1765 se dio una batalla legal entre mercaderes peninsulares y mercachifles Hispanoamericanos en la Ciudad de Panamá.
Reimundo Joseph y Gabriel Gómez; Hermanos Mulatos y Asencio María Carrasquilla protestaron porque se les quería excluir del comercio de mercachifles.
Decía Castillero Calvo, los Gómez llegaron a denunciar con “mal disimulo enojo xenofóbico” la circunstancia de verse en su propia patria perseguidos por los peninsulares.
b. Civilización vs. Barbarie
La cuestión fue planteada en esta forma en la Argentina del siglo pasado por Domingo Faustino Samiento en su libro llamado “Facundo” publicado en 1845.
La cuestión central consistía en declarar a los argentinos y por extensión a los Hispanoamericanos todos como bárbaros, mientras que se decía de los europeos que eran los civilizados.
Críticos posteriores han advertido que detrás de esta polaridad estaba el lema de que “gobernar es poblar”. Que esta población debería ser con europeos y que para hacerlo se inventaron mecanismos para garantizar la propiedad privada de las tierras que serían otorgadas a los emigrantes. Los europeos serían instalados aun a costa de los pobladores hispanoamericanos.
La noción de civilización que es lo opuesto a la barbarie, se le negaba a los Hispanoamericanos y en Hispanoamérica se concedía graciosamente a los europeos.
La calidad de civilizado es una invención europea, para definirse a ellos mismos en comparación con el resto del mundo que no se adapta a esa definición. Civilización-Barbarie parece tener sentido distinto de la polaridad Novomundismo-Europeísmo. Quizás hay más nativismos hispanoamericanos en el segundo par y mucho de subestimación en el primer par.
El tema Civilización contra Barbarie en el pensamiento de Domingo Faustino Sarmiento
Domingo Faustino Samiento parece haber sido el teórico principal del asunto llamado “Civilización vs, Barbarie”. En su libro sobre Facundo, escribió lo siguiente (1845-1942:251):
…“El bloqueo francés fue la vía pública por la cual llegó a manifestarse sin embozo el sentimiento llamado propiamente americanismo. Todo lo que de bárbaro tenemos, todo lo que nos separa de la Europa culta, se mostró desde entonces en la República Argentina organizado en sistema y dispuesto a formar de nosotros una entidad aparte de los pueblos de procedencia europea.
“A la par de la destrucción de todas las instituciones que nos esforzamos por todas partes en copiar de la Europa, iba la persecución al frac, a la moda, a las patillas, a los peales del calzón, a la forma del cuello del chaleco y al peinado que traía el figurín y a estas exterioridades europeas se sustituía el pantalón ancho y suelto, el chaleco colorado, la chaqueta corta, el poncho, como trajes nacionales, eminentemente americanos”.
Y añadía en (1845-1942:123) lo siguiente:
“Que le quede pues, a este hombre ya inútil para su patria, la gloria de haber representado la civilización europea en sus más nobles aspiraciones y que sus adversarios cobren la suya de mostrar la barbarie americana en sus formas más odiosas y repugnantes; porque Rosas y Rivadavia son los dos extremos de la República Argentina que se liga a los salvajes por la pampa y a la Europa por el Plata”….
Francisco García Calderón escribió el libro llamado La Creación de un continente (París, 1913) y fue citado por Stabb (1969:48) de la manera siguiente:
- García Calderón creía como muchos latinoamericanos de entonces que para ser un acabado ciudadano del Mundo Occidental había que ser europeo, hablar (y escribir) francés, considerar a la tierra nativa y a sus masas de-sangre mezclada, primitivas y atávicas a través de las obras de los principales científicos sociales y filósofos de Europa. Pero no podía ignorarse el mismo primitivismo, la singularidad y la grandeza de América. (Stabb:1969:48).
- En 1912 García Calderón fundó y dirigió una importante revista literaria, la REVISTA DE AMERICA. Publicada en París la revista se convirtió en caja de resonancia de los Hispanoamericanos que vivían en Europa así como de colaboradores de ultramar. La revista refleja muchas de las corrientes intelectuales opuestas que se advertirán en el ensayo Hispanoamericano de la época: a. Novomundismo versus europeísmo, b. Bergsonianismo versus positivismo. c. Racismo versus indigenismo.
c. Latinidad vs. Sajonismo
Lo que podría interesar aquí sería el asunto de que al plantear sajones y latinos se plantean las cosas menos nacionalmente y más hispanoamericanamente. Menos nacionalmente se dice por la menor referencia a los estados componentes y más hispanoamericanamente es en los términos de un pueblo, una gran sociedad unida por esa característica: la latinidad.
Se trata de una caracterización muy objetable, por ser pseudo lingüística, pero es una manera de visualizar el total del objeto de estudio.
Lo latino aquí incluye a franceses, italianos, españoles, portugueses, rumanos.
El tema de las oposiciones lo presenta Manuel Ugarte así:
’Más de una vez se ha criticado en Nuestra América la debilidad complaciente con que toleramos la difusión agresiva de otro idioma. Se observa su auge en las escuelas, en el mundo de los negocios, hasta en letreros callejeros que empiezan a falsear el aspecto de las ciudades imponiéndoles un empaque anglosajón.
“No faltará quien tache mis palabras de apasionadas arguyendo que nada perderán nuestros pueblos con aprender a hablar inglés. Como si solo se tratase de la materialidad del léxico! En este caso, el idioma es vehículo de infiltración. Por otra parte, y en un terreno más amplio, la aceptación de una lengua extranjera solo marca excepcionalmente un movimiento defensivo. En la casi totalidad de los casos sanciona una capitulación. Solo es movimiento defensivo cuando un conjunto la adquiera como arma para combatir. Es derrota, cuando la acata, sin volición previa, como resultado de una hegemonía. Las Repúblicas Hispanoamericanas comprometerían su vocabulario irremediablemente. Se harían más accesibles a la invasión moral que ha de doblar las últimas resistencias. Adquirirían mayor facilidad para plegarse a las tareas secundarias a que las destina el invasor. Acortarían el plazo de la genuflexión definitiva. Porque el nuevo idioma, al sobreponerse al de los nativos, confirmaría la sustitución de influencias directoras, abriendo paso al aluvión que ha de arrollar al pueblo sometido bajo el prestigio del pueblo conquistador”.
d. Anglos vs. Hispanos
Anglos versus Hispanos es un concepto más restringido que Latinos versus Sajones. Se refiere nuevamente a un tema lingüístico: los que hablan inglés versus los que hablan castellano como lengua materna y si el hablar más o menos el mismo estándar lingüístico confiriera una unidad o decretara la superioridad de los portadores de una lengua o de la otra.
e. Católicos vs. Protestantes
Los Hispanoamericanos son generalmente, católicos; los Angloamericanos, son, en general, protestantes. La idea que circula es que los protestantes, por serlo, son superiores a los católicos.
El argumento de alfabetismo se ha esgrimido muchas veces para explicar cómo es que el catolicismo genera inferioridad por la vía del analfabetismo y como el protestantismo genera superioridad por la vía del alfabetismo. Corre el argumento de la manera siguiente: En el catolicismo el culto requiere de un especialista que tiene el encargo de leer y explicar los evangelios a una masa de fieles que todo lo que tienen que hacer es escuchar la lectura y explicación oficial de la lectura. De manera que los fieles, para asuntos culturales no tienen por qué saber leer.
En el protestantismo se insiste en la lectura de la Biblia por cada uno de los fieles para que puedan tener acceso directo a la palabra de Dios. De esta manera, los protestantes fomentan la lectura con propósitos religiosos y por consiguiente el alfabetismo.
Parece una vieja oposición, en el sentido que es antiguo, de otros tiempos y con importancia disminuyente.
Se puede remontar a los tiempos de formación de los Hispanoamericanos.
En este sentido, es una importante oposición porque contrasta un rasgo cultural contra el rasgo opuesto en la cultura competidoга.
Es de los tiempos cuando se identificaron los pueblos y los conjuntos con las versiones del cristianismo ortodoxo y reformado.
Lo que podemos observar ahora son formas sublimadas de una vieja lucha. Sublimadas se dice en el sentido de que ahora se identifican con pueblos de filiación hispana o con pueblos anglos.
Y estas clasificaciones son peores que las regionales, en cuanto concierne a la claridad.
Gonzalo Castillo Cárdenas, publicó su artículo en un libro colectivo llamado Por ahí es la cosa (1972:51). El artículo recibió por título PREJUICIOS PSICOLOGICOS QUE BLOQUEAN EL PROCESO EDUCATIVO. Sobre la posición a la que son inducidos los protestantes colombianos decía:
“(…) Esto se revela en la tendencia a presentar a los Estados Unidos y a otros países protestantes como países modelos.
“Véase por ejemplo esta curiosa apología que hace un pastor al analizar el protestantismo en Colombia. …El protestantismo es una religión celosa de su independencia. Ningún misionero evangélico sale de su patria llevando en la mente la idea de que va a servir a su gobierno, o a un cierto sistema político, naturalmente, nadie puede negar que el comercio, la industria, el estandard de vida de origen protestante van a la cabeza en todas partes y cada día van penetrando más y más los pueblos latinos… Los pueblos protestantes son pueblos pacíficos, progresistas y demócratas; allí están como nobles ejemplos, Inglaterra, Holanda, Suecia, Noruega, Finlandia, Australia, Estados Unidos. Pueblos libres y respetuosos de la libertad de los demás”.
f. Tropicales vs. Templados
Se ha dicho y escrito muchas veces que uno de los problemas básicos de los Hispanoamericanos es que viven en territorios tropicales o tórridos. Los europeos y los norteamericanos viven en países templados y eso hace la diferencia. Unos son superiores a los otros. Vivir en territorios tropicales hace automáticamente inferiores a sus habitantes.
El tema de tropicales contra templados presentado por Michael Robinson
Michael H. Robinson trabaja con el Instituto Smithsonian de Investigación Tropical en Balboa.
En el artículo decía Robinson que el término Biología Tropical puede ser usado como una conveniencia meramente descriptiva, geográfica o administrativa. Que sin embargo, existe controversia sobre si la biología de los organismos enteros en los ricos ambientes tropicales es en realidad cualitativamente distinta.
“Tarde o temprano los biólogos que trabajan en los trópicos se hacen la pregunta: ¿Es la biología tropical cualitativamente distinta de la biología de otras regiones del mundo?
“No me sorprendería si los investigadores se hiciesen una pregunta similar sobre la medicina tropical en lo que se refiere a las enfermedades causadas por parásitos”.
Y continuaba:
“Esto es, en cierto modo, el resultado del bajo volumen relativo de los estudios tropicales y la naturaleza restringida de las comparaciones interregionales.
“La distribución mundial de los biólogos refleja desafortunadamente la distribución mundial de la riqueza económica”.
g. Tradicional vs. Moderno
La argumentación de Pedro Morandé sobre el tema Tradicional/ Moderno es la siguiente:
“El punto neurálgico de la crítica al paradigma taxonómico de las ciencias sociales fue su pretendida neutralidad valorativa en la formación de sus proposiciones. Diversas publicaciones sociológicas, algunas nacidas del seno de la misma C.E.P.A.L., comienzan a plantear la tesis de que los polos tradicional y moderno de la tipología anterior están en relación de mutua dependencia como las dos caras de un mismo proceso. La idea central es: Los esfuerzos modernizantes del Centro son sub-desarrollantes para la periferia o, si se quiere, el desarrollo de algunos es la causa del sub-desarrollo de los otros. Esta afirmación ponía en duda la neutralidad valorativa del paradigma tradicional-moderno y la caracterización de América Latina como una sociedad de transición de un polo a otro. En efecto, esta transición no podía ser más que una ilusión ideológica alimentada por las potencias industrializadas con el objeto de ocultar justamente las consecuencias sub-desarrollantes de sus políticas de industrialización”.
h. Norte vs. Sur
El argumento de Rodrigo Carazo sobre La Realidad de las Relaciones Norte - Sur es:
En La Estrella de Panamá, de jueves 2 de febrero de 1984, apareció el artículo de Rodrigo Carazo llamado “La Realidad de las Relaciones Norte-Sur”. Ahí decía Carazo:
- Que la guerra económica planetaria está conduciendo a los países del Tercer Mundo hacia una situación agobiante.
- Un pequeño grupo de países industrializados establece las reglas del juego a las que billones de habitantes del mundo deben someterse.
- Mientras tanto las desafortunadas sociedades del Tercer Mundo intentan -con poco éxito- resucitar sus tambaleantes economías locales.
- El resultado es más caos, miseria, guerra e incalculables migraciones humanas.
- Rodrigo Carazo, Ex-Presidente de Costa Rica, argumenta que las soluciones a las crisis están en las manos del mundo desarrollado.
- Los países del mundo pobre están sometidos a una guerra económica, la cual por lo general desemboca en la violencia.
En la vista de Carazo, las relaciones Norte/Sur son fundamentalmente económicas. Tienen además el aspecto de una guerra que se libra económicamente contra el Sur.
Entre las cosas que mencionaba Babian Haig (1981) estaban las siguientes:
-“Las continuas negociaciones entre las naciones desarrolladas del Hemisferio Norte y las menos desarrolladas del Hemisferio Sur, vienen a ser como un drama internacional en el que no hay villanos”.
“Aunque las imágenes de la dominación política imperialista y del control económico capitalista todavía se invocan en la retórica de la indignación y de la existencia, las nuevas realidades de la década de 1970 revelaron las fragilidades de las naciones, tanto las desarrolladas como las sub-desarrolladas, y al mismo tiempo minaron los cimientos de viejas hipótesis acerca de cuáles son las naciones ricas y cuántas deben transferir a los países más pobres como compensación por los accidentes y las premeditaciones de la historia”.
El tema del temperamento meridional en Jean Marie Auzias es el siguiente:
(…) “Desde Estrabón los marselleses son mentirosos, como todos los provenzales. Leyenda que hizo el éxito de Alphonse Daudet quien, con”TARTARIN DE TARASCON”, proveyó a los parisienses del siglo XIX aquello que les permitía establecer sobre una base teórica (la noción -falsa -de “temperamento meridional”) la especie de racismo etnocéntrico, la justificación de una hegemonía sobre los sub-hombres, bravos pero locos, que habitaban las riberas mediterráneas”.(1977:24)
2. Las atribuciones
Atribución de historias
Quiere señalar que los Hispanoamericanos se colocan en una punta final de una o varias secuencias cuyo inicio lo calculan según el problema que tienen en tal momento.
Dicho de otra manera, pareciera que los Hispanoamericanos definen secuencias que deben explicar su situación específica. Para explicarse o intentar hacerlo, idean o importan secuencias fabricando así explicaciones de una clase o de otra y esto es atribuirse historias.
Atribución de historias por civilizaciones
La conexión pasado-presente para localizar el problema hispanoamericano fue definido en términos de civilización por varios autores de comienzos del siglo pasado.
De esta manera Andrés Bello, en sus investigaciones sobre la influencia de la conquista y del sistema colonial de los españoles en Chile señalaba lo siguiente (citado por Retamar 1979):
“La misión civilizadora que camina - como el sol-de oriente a occidente, y de que Roma fue el agente más poderoso en el mundo antiguo, la España la ejerció sobre un mundo occidental más distante y más vasto”…
Pareciera que la Hispanoamérica de los tiempos de Bello era la punta de una secuencia cronológica que comenzaba en Roma, seguía con España y culminaba con Hispanoamérica. Tiempo y dirección, puesto que una misión civilizadora caminaba y hacia el Oeste, en dirección a América.
De manera que en Bello no se trata solamente de localizarse cronológicamente con respecto a algo sino que también se trata de tipificarse social-culturalmente. Este es el sentido del término civilización. Cierto tipo de sociedad con cierto juego de comportamiento que a esta sociedad llega por tradición, modificada por el pasar del tiempo y desde muy atrás.
Más tarde, Juan Bautista Alberdi en 1852, escribía sobre: “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina” - (citado por Retamar (1979:145). Ahí decía:
“Las Repúblicas de la América del Sur son producto y testimonio vivo de la acción de la Europa en América. Lo que llamamos América Independiente no cs más que la Europa establecida en América”… (…) “Todo en la civilización en nuestro pueblo es europeo”.
(..) “Nosotros, los que nos llamamos Americanos, no somos otra cosa que europeos nacidos en América”.
“Con la Revolución Americana acabó la acción de la Europa Española en este Continente, pero tomó en su lugar la acción de la Europa Anglosajona y Francesa. Los americanos de hoy somos europeos que hemos cambiado de Maestros. A la iniciativa española ha sucedido la inglesa y francesa. Pero siempre es la Europa la obrera de nuestra civilización”.
Atribución de historias por razas-lenguas- 1862
Este sistema de atribuirse historias ha sido visto en una Memoria de Juan Manuel Carrasco Albano, de 1862.
En el caso de Carrasco Albano la conexión pasado-presente que aspira a explicar el presente es la evolución de las razas latina y germánica en Europa; aquellas razas se habían aliado, temporalmente al menos, contra una tercera raza, la esclava o eslava. Se trataba en ese tiempo, de que los rusos atacaban el Imperio Turco, en trance de disolución, tratando de heredarlo.
Los franceses e ingleses defendían a Turquía, para que los rusos no heredaran sino ellos.
La situación de hostilidad entre las razas latina y germánica la veía repetirse en América. En este Continente, la raza germánica se había desarrollado tanto como para llenar de angustia a un escritor de la raza latina.
En resumen, las cuentas de transcurrir histórico están dadas aquí en términos de razas, noción confusa que equivaldría a lo que en estos tiempos anotaríamos como agregados lingüísticos.
Juan Manuel Carrasco Albano escribió sobre el asunto lo siguiente:
“Dos son las razas que han representado más brillante papel en el curso de la civilización. La raza latina y la germánica. Aquélla ha sido el corazón, ésta el brazo de la Humanidad: la primera representa la poesía, el entusiasmo, la abnegación; la última los progresos materiales, la industria, el comercio; la primera nos recuerda los bellos tiempos de Grecia, Roma y sus hazañas; la Francia de la revolución, con sus grandes hechos y sus ideas aún más grandes; la última nos trae a la imaginación el inmenso desarrollo comercial, marítimo e industrial de la Inglaterra, los progresos fabulosos de los Estados Unidos de América”.
“Esas dos razas que siempre han sido enemigas, se unen hoy día, en sus más enérgicos representantes contra otra tercera raza, el esclavismo, que amenaza la Civilización Occidental: es lo que se llama la guerra de Oriente.
“En América existen esas mismas razas, con sus odios, ca sus ramificaciones de la Anglo-Sajona de Estados Unidos y de là española en Sud-América.
“¿Una situación idéntica a la que nos ofrece el viejo continente; igual alianza entre las diversas Repúblicas que componen la América Española?” (1976:260).
Atribución de historias de los españoles en el extranjero
El sistema de presentar la historia por la parte de los Hispanoamericanos equivale a una atribución de pertenencias porque establece una continuidad entre España y los Estados Hispanoamericanos contemporáneos. La continuidad está dada en los períodos en que suele dividirse la Historia de Hispanoamérica.
Esos períodos son cuatro: descubrimiento, conquista, colonia y las nacionalidades.
Y con esos cuatro periodos y en esa secuencia lo que se sugiere es que hay una cadena continua que va desde Europa hasta América, que transcurre en un solo hilo desde el descubrimiento hasta las nacionalidades contemporáneas. Es cadena continua o equivalente a una atribución falaz de pertenencias.
Y es falaz por la razón siguiente: Considerando con algún cuidado cada uno de los temas nos encontramos con lo siguiente: que el primer período se refiere al descubrimiento de América por los españoles, lo cual podría ser visto como Historia de España, hablando con propiedad, o sea como Historia de los españoles en el extranjero.
El segundo período, que es el de la conquista, está claro que también se refiere a los españoles y sigue siendo el asunto historia de los españoles en el extranjero.
El tercer período es el de la colonia. La colonia de los españoles, la historia de los españoles en el extranjero. Es en el cuarto período, el de las nacionalidades, cuando se comienza a hablar de los Hispanoamericanos.
La mayoría de las historias nacionales de los Estados Hispanoamericanos parecieran dedicar gran parte de su extensión a relatar los hechos de los españoles como premisa para relatar la historia subsecuente, historia que suele comenzar durante el siglo XIX.
Algunos de los escritores pretenden averiguar en detalle hasta los mínimos actos administrativos de las fuerzas españolas.
Esa noción no concuerda con el argumento de la existencia de los Hispanoamericanos. Esta existencia real de los Hispanoamericanos durante el siglo XVIII obliga a postularlos igualmente durante los siglos XVII y XVI. Y este pareciera ser un tema más apropiado para Hispanoamericanos y no el de los Hechos de los Españoles.
Atribución de una historia glacial a nacionalidades
Esta es una especie de segunda parte de las Historias de Hispanoamérica, la que propone una secuencia local. Lo que piensan algunos mexicanos actuales parece ser lo siguiente: Los actuales portadores del Estado Mexicano descienden en línea directa de portadores del Estado Azteca y antes de éste, descienden de los anteriores portadores de manera que trazan sus ascendencias hasta el hombre glacial que se instaló en el área ocupada por el actual Estado Mexicano.
Este planteamiento implica una evolución política continua por más de 11.000 años al indicar el argumento que mexicano era el hombre glacial que ramoneaba por los límites del actual México. Fueron aquellos hombres los primeros mexicanos. Ya hemos advertido que los actuales peruanos podrían haber usado una línea de ascendencia parecida, puesto que aparentemente el actual Perú fue un centro del Imperio de los Incas. Pero parece que no trabaja en el Perú este sistema de atribución de historias.
Los peruanos podrían haber argüido como los mexicanos, que ellos son el punto final de una línea continua de evolución sociocultural que parte del arribo del hombre glacial y que tiene dos momentos estelares, el Imperio de los Incas y el Estado Peruano actual.
Según Carlos Rangel (1977:10): “En México, Hernán Cortés y todos los demás conquistadores y colonizadores españoles, guerreros, frailes y administradores son tenidos por execrables invasores y ocupantes, contra quienes la nación mexicana (pre-colombina) reaccionó exitosamente 300 años más tarde, expulsándolos y retomando un hilo autóctono solo transitoriamente interrumpido”.
La Antigua Civilización Mexicana fue citada por Volodia Treitelbein (Revista Formato 16 No. 10 (1981:12) en el artículo llamado “Santa Fe y los intelectuales de América Latina”, de la manera siguiente: “Un novelista mexicano critica -según el documento reservado- a Estados Unidos porque solo percibe a México como un bien petrolero ignorando su antigua civilización”.
No es posible decir ahora cuan generalizado está este sistema mexicano de atribución de historias pero la instalación de un Museo del Hombre Panameño y la de un Museo del Hombre Dominicano puede que apunten en tal dirección.
Atribución de historia por clases
Se trata de que la Historia sería el desarrollo de la lucha de clases, clases derivadas del control de los medios de producción y dependientes de formas históricas de producción.
Esta posición añade conocimientos y profundidad al tema, sin embargo, trata a las clases sociales presuponiendo un pueblo o un modelo de pueblo que no especifica, considera a los pueblos por sus clases constituyentes.
Los limes, los bordes exteriores, el país como unidad funcional, no son examinados. Esto quizás se deba a que los fundadores del socialismo científico trabajaron originalmente sobre pueblos muy sedimentados, de líneas exteriores extremadamente bien definidas desde hacía mucho tiempo: Inglaterra, Francia y Alemania.
Carlos Rangel, en su libro Del buen Salvaje al buen Revolucionario indicaba sobre la evolución de la teoría clásica lo siguiente (1977):
“El proletariado de hombres de los países capitalistas avanzados, se había demostrado en la práctica insuficientemente combativo, decepcionante, vulnerable a mejoras reformistas en sus niveles de vida y en sus condiciones de trabajo. Había que sustituirlo por un proletariado de naciones, como motor de la revolución mundial. Por eso, el Segundo Congreso de la Internacional Comunista (La III Internacional) reunido en Moscú en 1920, dedicó buena parte de sus deliberaciones a convertir las teorías de Hebsen y Lenin en guías prácticas para la acción revolucionaria (o simplemente solidaria con la Revolución Rusa) en las zonas que han venido a ser llamadas Tercer Mundo”.
Esto de Tercer Mundo, según Alberto Ciria (1969:47), es una nomenclatura francesa que pretende englobar a los pueblos Hispanoamericanos junto con los nuevos Estados del África y el Asia. Y este invento francés del “Tercer Mundo” ha sido adoptado por los socialistas Hispanoamericanos para referirse al proletariado de naciones.
La cuestión de la pertenencia a un Tercer Mundo proletario ha sido puesta en duda por Mario Grondona, de la Revista Visión. El argumento corre como sigue:
Dentro de los Estados actuales, la población suele caracterizarse por su nivel de ingresos, de manera que resulta de ello clases económicas-sociales: clase alta, la de mayores ingresos; clases media y baja, las de menores ingresos.
Grondona sugería que esta clasificación que se presenta en el nivel estatal podría ampliarse hasta el nivel global de manera que tendríamos Estados de altos ingresos, Estados de medianos ingresos y Estados de pobres ingresos.
Así, los Estados europeos, los Estados Unidos y el Japón serian Estados ricos. Los Estados Hispanoamericanos y algunos otros serían una clase media de Estados y los Estados Africanos y de Asia serían, en general, los pobres.
Pareciera que Grondona intentaba sacar a los Estados Hispanoamericanos de la noción de pertenencia al Tercer Mundo.
3. Estimaciones
I. Sub-estimación
Entre los Hispanoamericanos, parece tener más importancia la sub-estimación que la sobre-estimación.
El pensamiento de comienzos del siglo XIX planteó el caos como sistema operativo, pero este tipo de definición fue tan popular que encontramos representantes de la tesis del caos bien entrado el siglo XX.
La tesis del continente enfermo parece haber brillado durante la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. Esta estimación parece casi totalmente obra de los positivistas.
Una visión localizada casi totalmente en el siglo XX es la que ve a los Hispanoamericanos derrotados. Toda clase de derrotas: políticas, militares, ideológicas. Pero el asunto más sorprendente es que se le computan a los Hispanoamericanos derrotas de latinos, así como derrotas estatales de los españoles.
a. Caóticos
Caótica la situación Hispanoamericana, caóticos los habitantes de Hispanoamérica. Para 1850, Bolívar se mostraba desesperado del fruto escaso que habían tenido sus esfuerzos de dos décadas y pronosticaba que el último período de la historia de su América podría ser la vuelta a un caos primitivo.
Más de un siglo después, Carlos Rangel señalaba en aproximadamente la misma dirección cuando decía que si Latinoamérica “se llegara a hundir en el Océano…”, señal también de lidiar con el mismo caos que postuló Bolívar.
Y Carlos Fuentes, en 1972, presenta una impresión de caos reforzada con la sensación de que los Hispanoamericanos no servirían para nada, que éste llegaría a ser un “vasto continente de mendigos”.
El caos en la visión de Bolívar en 1830
La cuestión está planteada en una carta escrita en 1830 y publicada en una colección de escritos políticos por Alianza Editorial en 1971. Reza así:
-“A S.E. El General Juan José Flores
Mi querido General: Usted sabe que he mandado 20 años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos:
- La América es ingobernable para nosotros.
- El que sirve una Revolución ara en el mar.
- La única cosa que se puede hacer en América es emigrar.
- Este país caerá in faliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas.
- Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistamos.
- Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último periodo de la América.
La primera revolución francesa hizo degollar las Antillas, y la segunda causará el mismo efecto en este vasto continente.
La súbita reacción de la ideología exagerada va a llenarnos de cuantos males nos faltaban, o más bien los va a completar. Ud. verá que todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia y ¡desgraciados de los pueblos! y ¡desgraciados de los Gobiernos”!
El caos en la visión de Rangel - 1977
- El éxito desmesurado de los Estados Unidos en el mismo “Nuevo Mundo” y en el mismo tiempo histórico.
- La incapacidad de la América Latina para la integración de su población en nacionalidades razonablemente coherentes y cohesivas, de donde esté, si no ausente, por lo menos mitigada la marginalidad social y económica.
- La impotencia de la América Latina para la acción externa, bélica, económica, política, cultural, etc. y su correspondiente vulnerabilidad a acciones e influencias extranjeras en cada una de esas áreas.
- La notoria falta de estabilidad de las formas de gobierno latinoamericanas, salvo las fundadas en el caudillismo y la represión.
- La ausencia de contribuciones latinoamericanas notables en las ciencias, las letras o las artes, (por más que se puedan citar excepciones, que no son sino eso).
- El crecimiento demográfico desenfrenado, mayor que el de cualquier área del planeta.
- El no sentirse Latinoamérica indispensable, o ni siquiera demasiado necesaria, de manera que en momentos de depresión (o de sinceridad) llegamos a creer que si se llegara a hundir en el Océano sin dejar rastro, el resto del mundo no sería más que marginalmente afectado. (Rangel, 1977:21).
El caos en la visión de Fuentes - 1972
- Existe (para la América Latina) una perspectiva mucho más grave: a medida que se agiganta el foso entre el desarrollo geométrico del mundo tecnocrático y el desarrollo aritmético de nuestras sociedades ancilares, Latinoamérica se convierte en un mundo prescindible para el imperialismo.
- Tradicionalmente hemos sido países explotados. Pronto ni eso seremos: no será necesario explotarnos, porque la tecnología habrá podido - en gran medida lo puede ya - sustituir industrialmente nuestros ofrecimientos monoproductivos.
- ¿Seremos entonces, un vasto continente de mendigos? ¿Será la nuestra una mano tendida en espera de los mendrugos de la caridad norteamericana, europea y soviética? ¿Seremos la India del Hemisferio Occidental?
b. Enfermos
El observador de esta tendencia fue Martin Stabb, en su libro América Latina: en busca de una identidad publicado por Monte Ávila, en Caracas, en el año 1969. Su capítulo segundo se denomina “El Continente enfermo y sus diagnosticadores”. Comenzaba Stabb señalando que la personificación filosófica del criterio científico fue el positivismo, que no se limitó a dominar las ideas de la época, sino que también disfrutó de una situación de privilegio semioficial. El positivismo es el sistema de Compte y la materia de la que habría que desconfiar era la metafísica.
Con respecto al hombre y a la sociedad, el criterio científico del positivismo se expresaba en un fuerte interés en las razas y en las teorías raciales.
Material teórico sobre estos asuntos fue aportado por el desarrollo de la biología durante el siglo XIX, cuyas ideas fueron difundidas por el Darwinismo, el organicismo social y la nueva disciplina de la Antropología Física.
El hecho de que Hispanoamérica tuviera una población de gran complejidad racial, hizo que sus pensadores consideraran las razas al estudiar los problemas del continente.
La guerra entre España y los Estados Unidos influyó. Hispanoamérica sintió la debilidad de España. Y se especuló que se trataba de la derrota de una raza morena sureña a manos de una raza norteña de ojos azules, lo cual sería un buen ejemplo del triunfo de un pueblo “más apto sobre el grupo inferior”.
Se trataba de relacionar la evolución social y cultural de los pueblos con su raza biológica. A esto se añadió el tema del arianismo derivado de la lingüística y las ideas de razas superiores versus razas inferiores.
De este punto partieron las ideas de la superioridad nórdica o aria y su contrapartida, la inferioridad natural de los pueblos del sur, los no europeos en general.
De los organicistas sociales se obtuvieron las ideas de la sociedad como organismo vivo en crecimiento, sujeto a enfermedades que podían impedir su desarrollo normal. Si algo iba mal en la sociedad el vocabulario del momento exigía que se le tildara de enfermedad.
De esta manera escribieron los Hispanoamericanos una cantidad de títulos de la manera siguiente:
- 1899. Agustín Álvarez (Argentina) Manual de Patología política.
- 1899. César Zumeta (Venezolano) El Continente enfermo.
- 1905. Manuel Ugarte (Argentino) Enfermedades sociales.
- 1909. Alcides Arguedas (Boliviano) Pueblo enfermo.
- 1903. Carlos Ottavio Bunge (Argentino) Nuestra América, ensayo de Psicología Social.
- 1912. Francisco García Calderón (Peruano) Las democracias latinas de América.
- 1910. José Ingenieros (Argentino) Sociología Argentina.
Stabb concluía diciendo que la pregunta ¿por qué estamos enfermos? la contestaban Bunge, Arguedas, García Calderón e Ingenieros, señalando nuestra sangre mala, por la preponderancia de razas no europeas o sea inferiores.
La cura para el mal que prescribieron estos escritores era la misma: inmigración europea, absorción de razas de color, utilización de los blancos dentro de los límites de su capacidad.
c. Derrotados
La noción de que la situación de Hispanoamérica se debe a una serie de derrotas se hace visible en Vasconcelos (1924) y se repite en otros términos con Galeano en 1979.
En Vasconcelos, los Hispanoamericanos son integrados en una formación mayor, la latinidad, de manera que en su contabilidad militarizada los problemas comienzan con la derrota de la amada española y tienen capacidad de explicar la situación de la Hispanoamérica de su tiempo.
En Galeano el tema es igualmente la derrota como explicación de la situación Hispanoamericana.
Estamos como estamos porque otros ganaron y nosotros perdimos. Ahora “nuestros alimentos se convierten en veneno”.
La derrota en la visión de Vasconcelos-1924
“Pugna de latinidad contra sajonismo ha llegado a ser, sigue siendo, nuestra época; pugna de instituciones, de propósitos y de ideales.
“Crisis de una lucha secular que se inicia con el desastre de la Armada Invencible y se agrava con la derrota de Trafalgar.
“Solo que desde entonces, el sitio del conflicto comienza a desplazarse y se traslada al continente nuevo, donde tuvo todavía episodios fatales. Las derrotas de Santiago de Cuba y de Cavite y Manila son ecos distantes, pero lógicos de las catástrofes de la Invencible y de Trafalgar.
“La diplomacia de los vencedores nos engaña después de vencernos; el comercio nos conquista con sus pequeñas ventajas. Despojados de la antigua grandeza nos ufanamos de un patriotismo exclusivamente nacional, y ni siquiera advertimos los peligros que amenazan a nuestra raza en conjunto.
“Nos negamos los unos a los otros. La derrota nos ha envilecido a tal punto que, sin darnos cuenta, servimos los fines de la política enemiga de batimos en detalle, de ofrecer ventajas particulares a cada uno de nuestros hermanos, mientras al otro se le sacrifica en intereses vitales.
*No solo nos derrotaron en el combate, ideológicamente también nos siguen venciendo. Se perdió la mayor de las batallas el día en que cada una de las Repúblicas Ibéricas se lanzó a hacer vida propia, vida desligada de sus hermanos, concertando tratados y recibiendo beneficios falsos, sin atender a los intereses comunes de la raza. Los creadores de nuestro nacionalismo fueron, sin saberlo, los mejores aliados del sajón, nuestro rival en la posesión del Continente.
“E1 despliegue de nuestras veinte banderas en la Unión Panamericana de Washington deberíamos verlo como una burla de enemigos hábiles. Sin embargo, nos ufanamos cada uno de nuestro humilde trapo, que dice ilusión vana, y ni siquiera nos ruboriza el hecho de nuestra discordia delante de la fuerte unión norteamericana”.
La derrota en la visión de Galeano- 1979
“Para quienes conciben la Historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos, otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: La historia del sub-desarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra y los alimentos se convierten en veneno.
“La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista ahoga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo y simétricamente el bienestar de nuestras clases dominantes -dominantes hacia adentro, dominadas desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga.
“La brecha se extiende. Hacia mediados del siglo anterior, el nivel de vida de los países ricos del mundo excedía en un cincuenta por ciento el nivel de los paises pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad”.
II. Autoestimación
Pareciera que como oposición a una lista gruesa de sub-estimaciones que se arrojan sobre los Hispanoamericanos, tanto por propios como por ajenos, aquéllos se han puesto a la tarea de contrarrestar aquel sistema con uno equivalente y de opuesto signo; que es lo que a continuación se discute bajo el título de autoestima.
Lo que se plantea como autoestima es en realidad el señalamiento de puntos positivos en el asunto, en el problema de los Hispanoamericanos, por los propios nativos.
a. Independencia
En Caracas se celebró un encuentro internacional de Académicos de la Historia, dedicados a examinar los problemas de nuestra América, para conmemorar el Bicentenario de Bolívar. Ahí, Germán Arciniegas leyó un trabajo llamado “Una sola palabra: Independencia” (1984).
Decía Don Germán que Bolívar era eso: Independencia. Que sobre esta igualdad poco se insiste, y sin embargo es la esencia del ser americano. Añadía que exegetas europeos como el Profesor moscovita Anatoli Schulgovski veían en Bolívar al precursor de la dictadura del proletariado. Que no es así, que la Historia de América es la de su independencia.
Añadió su opinión de que Independencia era el postulado más revolucionario para occidente.
La enciclopedia francesa definió Independencia de la manera siguiente: “La piedra filosofal del orgullo humano; la quimera tras la cual corre ciego el amor propio; el término que los hombres se proponen alcanzar siempre, sin lograrlo jamás”.
Y decía Don Germán, que esa piedra fue la que puso en honda Bolívar.
La piedra que América disparó para volver pedazos los imperios enciclopédicos y la filosofía que ellos iban creando.
Decía Don Germán que Bolívar era, en medio de “un mar de dudas, una afirmación vital de independencia”.
“¿Qué puso a caminar a blancos, indios, y negros por semejantes abismos y desiertos hasta dar con los extranjeros de América y echarlos? La ilusión de ser independientes, libres”.
Y concluía diciendo que quien tenga en sí a ese Bolívar de las rebeldías infinitas, que no claudique ni se rinda. Que hoy como antes el ser independiente es una aventura, un riesgo, un desafío.
b. Irredentismo
Es la tendencia a incluir dentro de una unidad política elementos de la misma clase quedados fuera de aquella unidad.
Prácticamente todo el planteo de Hispanoamérica tiene un profundo sabor irredentista.
Aparentemente, la idea que va emboscada en los planteos anteriormente mencionados consiste en organizar nuevamente la unidad política de que disfrutaba Hispanoamérica en 1800, y que fue destruida de 1810 a 1821.
La unidad Hispanoamericana del modelo de 1800 con una excepción: Que la capital de esa unidad no estaría en Madrid (España), lo que plantea el problema de la capitalidad Hispanoamericana en Hispanoamérica.
El Libertador pareciera que quería postular a la Ciudad de Panamá en aquella función de capitalizar desde 1826, pero la idea parece que no se sostuviera.
Y es que históricamente México, Lima o La Habana parecieran estar mejor situados para esa función.
El irredentismo en la visión de Felipe Pardo y Aliaga- 1840
“Unas mismas costumbres, un mismo idioma, una misma religión; unas mismas preocupaciones nos unían bajo el régimen colonial, y sin considerar que la diferencia de todos estos accidentes es cabalmente lo que distingue las diferentes nacionalidades, nos hemos llenado la boca al llamar extranjero al chileno, al boliviano, al colombiano, en fin, a cada uno de los individuos que componían la antigua familia Hispanoamericana; y en muchos ejemplos (¡ob, absurdo detestable!) ese chileno, ese boliviano, ese colombiano, no tienen más ideas que las que han recibido en el Perú, ni más educación que la de los colegios peruanos, ni más relaciones que las de nuestros compatriotas, ni más propiedades que las que han heredado de sus padres en nuestro territorio; y muchos de ellos, aindamáis, han sacado la piel como un harnero de resultas de haber luchado en favor de nuestra independencia”. (1976:87).
El irredentismo en la visión de Álvaro Covarrubias- 1864
“Las Repúblicas americanas de origen español forman, en la gran comunidad de las naciones, un grupo de Estados unidos entre sí por vínculos estrechos y peculiares. Una misma lengua, una misma raza, formas de gobierno idénticas, creencias religiosas y costumbres uniformes, multiplicados intereses análogos, con dicciones geográficas especiales, esfuerzos comunes para conquistar una existencia nacional e independiente: tales son los principales rasgos que distinguen a la familia Hispanoamericana. Cada uno de los miembros de que ésta se compone ve más o menos vinculada su próspera marcha, su seguridad e independencia a la suerte de los demás.
“Tal mancomunidad de destinos ha formado entre ellos una alianza natural, creándoles derechos y deberes recíprocos que imprimen a sus mutuas relaciones un particular carácter. Los peligros exteriores que vengan a amenazar a alguno de ellos en su independencia o seguridad, no deben ser indiferentes a ninguno de los otros: todos han de tomar parte en semejantes complicaciones, con intereses nacidos de la propia y común conveniencia. Este interés será tanto más vivo, cuanto una inmediata vecindad lo haga más legítimo y fundado”.
El irredentismo en el pensamiento de la izquierda - 1969
Las ideas están puestas en un escrito de Gino Germani titulado “América Latina existe y si no habría que inventarla” Ahí se sostenía lo siguiente:
“Una segunda corriente de pensamiento que afirma vigorosamente la existencia real y concreta de América Latina es de origen más reciente, pero también hinca sus raíces en la historia de los hechos y de los ideales políticos de la región, desde la independencia. Me refiero a lo que puede llamarse la línea de izquierda.
“Aquí América Latina es vista como una unidad no solamente en términos culturales y sociales sino también -y sobre todo- en términos políticos, es decir, como Nación. Aunque no se le reconozca de manera muy explícita, el factor unificante se origina en un objeto externo, antagónico y amenazante. Esto es normal. América Latina se encuentra unida mientras enfrenta un enemigo común que amenaza. Hay más. Para muchos de los que participaron de esta línea, la no existencia misma de América Latina como nación, su”balcanización”, es debida a la influencia extranjera. Es precisamente su condición colonial, su posición de persistente dependencia, que es a la ver causa y efecto de la fragmentación en más de veinte Estados pseudo-independientes”. (Germani, 1969:21).
4. Mimetismo
Se puede afirmar que los Hispanoamericanos se comportan miméticamente, al menos en la visión de sus escritores.
Aparentemente se presenta para los Hispanoamericanos una doble morfología: la forma de lo que son y la forma que aparentan ser. Esta doble morfología está acentuada por una doble emisión paralela.
Dicen los Hispanoamericanos que no son lo que dicen que son sino otra cosa, de la cual no pueden decir sino es a través de fórmulas que no son.
En este sentido recuerdan los Hispanoamericanos a especies animales miméticas.
En la definición de Karl Von Frish (Premio Nóbel) se ha llamado mimetismo (del griego Mimeomai = imitar, remedar) a esa semejanza de los animales que viven en los mismos lugares y que por su sabor repugnante u otro carácter defensivo se ven libres de ataques hostiles.
Desde luego que las razones para tales conductas miméticas no son inmediatamente captables entre los Hispanoamericanos, pero pueden estar estas conductas detectadas, relacionadas con planteamientos históricos deficientes, con apropiaciones históricas inadecuadas.
Podríamos estar frente a un mimetismo social amistoso de los diversos Hispanoamericanos, comenzado a formar cuando existía la asociación imperial española.
Un fenómeno así podría fomentar un parecido superficial entre españoles e Hispanoamericanos.
Entonces puede haber mimetismo en el caso del parecido entre Hispanoamericanos y españoles. Pero sería mimetismo y no habría parecido tan agudo como se pretende.
a. Ambivalencia
El tema de la ambivalencia es uno de los temas que podrían considerarse típicos para hacer un argumento de que los Hispanoamericanos son una formación eminentemente mimética.
Esto se dice porque encuentran, los ensayistas, una dualidad en operación.
Ezequiel Martínez Estrada planteaba un proceso que llamaba el no querer verse a sí mismo, la no aceptación de lo que somos, renegar de la verdad. Y citaba a Sarmiento, el del tema de Civilización contra Barbarie. Y lo más interesante en Martínez Estrada resulta la idea de que predominó la utopía europea frente a la realidad americana.
Utopía y realidad coexistiendo simultáneamente. Programas del desear ser junto con el ser de hecho.
En el caso de Samuel Ramos la cuestión se plantea como un pensar como extranjeros, lo cual recuerda inmediatamente las observaciones del antropólogo brasileiro Darcy Ribeiro sobre nuestra actitud de pueblo que llegó aquí ayer y no conoce la tierra donde habita. Samuel Ramos señalaba que no se pensaba en México en términos del inmediato contorno. En este sentido se repite el pensamiento de Ezequiel Martínez Estrada.
Leopoldo Zea acentúa que hemos puesto mucho empeño en ser europeos. Y que no hemos podido serlo. O sea que plantea igualmente la ocurrencia simultánea de utopía y realidad, que resulta el tema que corre como hilo rojo por el pensamiento de estos autores.
Pero si Leopoldo Zea piensa que gracias a que no hemos podido ser europeos tenemos una personalidad, se refiere a México y otras latitudes cercanas puesto que Argentina insistió en ser europea hasta la reciente guerra de las Malvinas (1983).
Jorge Gissi plantea una ambivalencia entre amerindios y europeos sin que quede espacio para la realidad Hispanoamericana.
Cuando trata de definir a los Hispanoamericanos lo hace racialmente (mestizos, mulatos, blancos, negros) y sus relaciones.
Y a estos tipos raciales los compara con europeos que son objeto evidentemente geográfico-político, pero no racial. Es decir, sus Hispanoamericanos no son objeto comparable con los europeos y sin embargo eso hace en desventaja para los Hispanoamericanos.
La ambivalencia Hispanoamericana vista por Ezequiel Martínez Estrada- 1963.
El argumento fue citado por Abelardo Villegas (1963:85) de la manera siguiente:
“Martínez Estrada, como Freyre y como Ramos, comienza a vislumbrar la verdadera causa de nuestros males: el no aceptar lo que somos, el volver la mirada a otra parte y menospreciar lo propio de América. Sarmiento llamó Bárbaro a todo lo que no era europeo central o norteamericano, y con ello fomentó el mal argentino: Se quiso renegar de la verdad, y la táctica de destruirla parecía ser volverle la cara y mirar a otra parte. Empero, todavía hasta Pellegrini poseyó la buena fé de llamar las cosas por sus nombres, pero después, de la civilización se hizo un programa y de la barbarie se hizo un tabú… se fue coagulando el silencio sobre lo que tenía estigmas de barbarie, a la vez que la voz que nombraba lo que tenía estigmas de civilización se hacía más clara y neta. Se comenzó a manipular ideas, valores y temas de la civilización al mismo tiempo que fragmentos considerables de realidad cayeron en la subconciencia con palabras proscritas; y palabras proscritas arrastraron consigo a la subconciencia fragmentos de realidad. Al fin se perdió la sutura de ese mundo a que se aspiraba y de ese otro mundo que se tenía delante sin poder modificarlo. Los fantasmas desalojaron a los hombres y la utopía devoró a la realidad”.
La ambivalencia de los Hispanoamericanos vista por Samuel Ramos 1978
Samuel Ramos fue citado por Augusto Salazar Bondy (1978:85) en su examen del “Pensar como extranjeros”, de la manera siguiente:
“He querido, desde hace tiempo, hacer comprender que el único punto de vista justo en México es pensar como mexicanos. Parecería que ésta es una afirmación trivial y perogrullesca. Pero en nuestro país hay que hacerla, porque con frecuencia pensamos como si fuéramos extranjeros, desde un punto de vista que no es el sitio en que espiritual y materialmente estamos colocados. Todo pensamiento debe partir de la aceptación de que somos mexicanos y de que tenemos que ver el mundo bajo una perspectiva única, resultado de nuestra posición en él. Y desde luego, es una consecuencia de lo anterior que el objeto u objetos de nuestro pensamiento deben ser los del inmediato contorno”.
La ambivalencia de los Hispanoamericanos vista a través de la argumentación de Leopoldo Zea- 1978
Sobre el tema de no haber podido ser europeos fue citado Leopoldo Zea por Augusto Salazar Bondy (1978:90), así:
“El no haber podido ser europeos a pesar de nuestro empeño dice Zea- permite que ahora tengamos una personalidad, permite que en este momento de crisis de la cultura europea sepamos que existe algo que nos es propio, y que por lo tanto pueda servimos de apoyo en esta hora de crisis”.
La ambivalencia en los argumentos de Jorge Gissi- 1982
Sobre la ambivalencia amerindia - latinoamericana lo siguiente:
“Esta aculturación parcial y ambivalente ha implicado desde 1500 hasta hoy una identidad cultural y psicológica también ambivalente, una autoimagen ambivalente.
“En efecto, se valora lo indígena porque es lo propio y la tradición, pero lo indígena es también sinónimo de dominado e inferior desde casi 500 años,
“A quien le puede gustar tener una autoimagen de dominado e inferior?
“En la otra cara, se valora lo europeo y blanco porque es fuerte, desarrollado, educado y dominante, pero a la vez se le rechaza por extraño y por la misma dominación.
Esta identidad ambigua implica un desgarro que se ha hecho crónico en la cultura y mentalidad indígenas, y a través de ellas, en la latinoamericana.
Sobre el argumento que no quiere verse a sí misma como mezcla, decía Gissi:
“No obstante la realidad, América Latina no quiere verse a sí misma como lo que es: un continente mestizo y mulato. Aún se considera a nivel oficial y por las clases medias y altas urbanas, que los indios y negros son unos pocos, No se quiere ver a los no blancos porque son pobres, y a los pobres no se los asume porque son en general, no blancos.
“La brecha y la incomunicación de la conquista se mantienen, la superposición de clases, razas y europeísmo también. Los países con menos indios y mulatos se consideran a sí mismo ‘superiores’ a los otros, y los otros aceptan a veces su supuesta inferioridad,
“El etnocentrismo europeo de la conquista subsiste, pero hoy en el mismo interior de las clases dominantes blancas, que se autoconsideran europeas, o norteamericanizadas, y que viven más mirando a Europa y E.U. que hacia dentro de sus propios países. Así, aparece un etnocentrismo euronorteamericanizante alienado, esto es, ajeno a sus países, pueblos y culturas, ajeno a la América Latina.
“El etnocentrismo europeo y después norteamericano ha ido de la mano con el racismo. Así, Europa se respondió sobre su propia identidad; ‘Yo soy la razón, el bien, el progreso, la democracia’.
“Y ca nombre de tales valores se colonizó a casi todo el mundo.
“La palabra civilización suele connotar esos y otros valores hasta hoy. Habiendo sido Europa cultura hegemónica en América Latina durante siglos, le enseñó tal palabra con sus connotaciones a nuestros abuelos, y éstes lo aprendieron y transmitieron a nosotros.
“Todos hemos así repetido por 500 años; Europa es la razón, la civilización…. Nos hicimos etnocéntricos como los europeos pero a diferencia clara de ellos, no hemos sido etnocéntricos de nosotros mismos, sino que hemos padecido un etnocentrismo alienado”.
b. Enmascaramiento
El enmascaramiento de los Hispanoamericanos es el tema quizá más típico, que permite sostener la idea de que se está dando un mimetismo.
Y se trata, en estas observaciones sobre enmascaramiento, de un tema más bien antiguo entre los científicos Hispanoamericanos, ya que comienza con Martí, y el concepto llega hasta finales del siglo veinte.
El tema del enmascaramiento en Martí-1891
“Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España.
“El indio, mudo, nos daba vuelta alrededor, y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar sus hijos.
“El negro, oteado, cantaba en la noche la música de su corazón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras.
“El campesino, el creador, se revolvía, ciego de indignación contra la ciudad desdeñosa, contra su criatura”…
El tema del enmascaramiento en José Ortega y Gasset-1969
“Cuando un europeo habla con un argentino lo siente como una especie de ausencia: su intimidad no está presente. Lo que vemos es, entonces, una máscara. En resumen, notamos una falta de autenticidad”.
El argumento del enmascaramiento en Samuel Ramos- 1963.
Samuel Ramos está explicado por Abelardo Villegas (1963:91) de la forma que sigue:
“Ello explica también el fenómeno de la imitación que ha presidido toda la vida del México independiente tanto en lo político como en lo cultural y correlativamente, la reacción de nacionalismo exacerbado que exalta supuestas cualidades nacionales, tales como ‘valentía’ y el ‘machismo’ y tipos como el ‘peladito’ de la ciudad y el ‘charro’ de provincia. Todos estos sentimientos y actitudes son pliegues de nuestro carácter, consecuencias de nuestra escasa autocomprensión, que ocultan nuestro auténtico modo de ser.
“Por eso Ramos los denuncia al describirlos y exclama: No es muy halagador sentirse en posesión de un carácter como el que se pinta… pero es un alivio saber que se puede cambiarlo como se cambia un traje, pues ese carácter es prestado y lo llevamos como un disfraz para disimular nuestro ser auténtico, del cual a nuestro juicio, no tenemos por qué avergonzarnos”.
El argumento de Augusto Salazar Bondy sobre el enmascaramiento
Decía Salazar Bondy lo siguiente (1978:118):
“Semejante conciencia mixtificada es la que nos lleva a definimos como occidentales, latinos, modernos, católicos y demócratas, dando a entender con cada una de estas calificaciones, por obra de los mitos enmascarados que tienen libre curso en nuestra conciencia colectiva, algo distinto de lo que en verdad existe”.
c. Alienación
El uso del concepto de alienación parece tener un sentido diferente del de enajenación entre los escritores Hispanoamericanos.
Si el de enajenación se refiere sustancialmente a época, el de alineación se refiere más bien a comportamientos de la población. De esta manera Salazar Bondy abundaba sobre el tema del ser pretendido; Darcy Ribeiro sobre el tema de que no se conoce la tierra donde se habita; Jorge Gissi sobre el tema de la ausencia de problematicidad propia.
El argumento de Augusto Salazar Bondy sobre la alienación
El argumento corría de la manera siguiente (1978:117):
“Porque lo cierto es que los Hispanoamericanos estamos claramente en el caso de este existir inauténtico: vivimos desde un ser pretendido, tenemos la pretensión de ser algo distinto de lo que somos y lo que podríamos quizá ser, o sea, vivimos alienados respecto a la propia realidad que se ofrece como una instancia defectiva, con carencias múltiples, sin integración y por ende sin vigor espiritual.
“De allí que en nuestras comunidades prevalezcan la mixtificación y la ficción. Muchas instituciones -seguramente todas las que tienen fuerte resonancia social-poseen signo distinto del que declaran y la mayoría de las ideas cobran comúnmente un sentido extraño y aun opuesto al significado original que oficialmente se les reconoce”.
El argumento de Darcy Ribeiro sobre la alienación
Darcy Ribeiro, en su escrito llamado “La nación latinoamericana” escribía (1983):
“Otra alienación latinoamericana, muy típica, es nuestra actitud de pueblo que llegó aquí ayer y no conoce la tierra donde habita. Mientras que un indio sabe el nombre, el uso y el misterio de cada animal, planta, piedra, tierra y nube, para nosotros los latinoamericanos, todo es bicho, palo o cosa. Somos culturalmente, una especie de pueblo tabla rasa, desculturizados de aquellos saberes y de aquellas artes tan elaboradas por nuestras matrices indígenas, africanas y europeas. Al civilizamos nos convertimos en idiotas”.
El argumento de Jorge Gissi sobre la alienación
Algunos dicen ‘la música americana’, la ’antropología americana, para referirse a la música y la antropología de los E.U. Hasta algunos políticos lo hacen, pese a que se supone que son representantes de Nuestra América frente a otros países.
Según esta confusión los latinoamericanos que hablan así se autoconsideran como no existentes, definen implícitamente nuestro continente como una ausencia, como pura carencia, como una nube en el mundo. Se trata de un síntoma entre otros muchos de la alineación de la cultura latinoamericana.
d. Eco
El término Eco, usado para definir a los Hispanoamericanos, recuerda, desde luego, a la distorsión del sonido cuando regresa, después de rebotar contra un obstáculo, al punto de partida.
Esto de portarse los Hispanoamericanos como eco de Europa y más recientemente de los Estados Unidos, refleja en más de un sentido una situación normal, si ese comportamiento de eco no tiene mucha extensión geográfica en la población y si no tiene mucha profundidad social.
Si esas dos características faltan, podríamos estar frente a una anomalía cuya seriedad ha sido precisamente señalada por Fernández Retamar, cuando la relaciona con la existencia misma de los Hispanoamericanos.
La idea de eco presentada por Fernández-Retamar
“La pregunta me pareció revelar una de las raíces de la polémica y podría enunciarse también de esta otra manera.
“¿Existen ustedes?
“Pues poner en duda nuestra cultura es poner en duda nuestra propia existencia, nuestra realidad humana misma y por tanto estar dispuestos a tomar partido en favor de nuestra irremediable condición colonial, ya que se sospecha que no seríamos sino eco desfigurado de lo que sucede en otra parte.
“Esa otra parte son, por supuesto, las metrópolis, los centros colonizadores, cuyas derechas nos esquilmaron y cuyas supuestas izquierdas han pretendido y pretenden orientarnos con piadosa solicitud. Ambas cosas, con el auxilio de intermediarios locales de variado pelaje”.
La idea de eco en Leopoldo Zea
Leopoldo Zea fue citado por Augusto Salazar Bondy (1978:89) en unas declaraciones en las cuales se refería al tema del eco, de la manera siguiente:
“Si América no ha hecho una cultura propia es porque no la ha necesitado; si ha vivido como eco y sombra de una cultura ajena, ha sido porque en esta forma resolvió mejor los problemas de su circunstancia, acaso mejor de lo que los hubiera resuelto si en vez de tal cosa hubiese decidido buscar soluciones propias a los problemas que se le planteaban sin atender a las soluciones que otra cultura le ofrecía”.
e. Enajenación
Se han recogido datos que muestran que hay una idea circulando en Hispanoamérica que señala que el problema es de época.
Waldo Frank señalaba que los Hispanoamericanos viven enajenados de época.
Alfonso Reyes que Hispanoamérica había llegado tarde a un mundo viejo.
Victor Frankl que Hispanoamérica había llegado tarde a un ciclo ajeno.
Problemas entonces de tiempo, de cronología, de desfase con respecto a otras culturas.
La principal observación que cabe hacer a estos autores es que comparan en disfavor de los Hispanoamericanos al proponer como tiempo de ocurrencia normal un tiempo fuera de la misma Hispanoamérica.
El argumento de Waldo Frank sobre el estar en época ajena
Frank fue citado por Stabb (1969:120) de la manera siguiente:
“Frank cree que el Hispanoamericano es obligado por su mundo joven y deliberado, a vivir en una época que le es esencialmente ajena… lleva, una vez más, la agitación del ánimo del hombre que mora por siempre en ajeno”.
El argumento de Alfonso Reyes sobre el estar en época ajena
E argumento de Alfonso Reyes fue citado por Abelardo Villegas de la manera siguiente (1963:75) (el argumento se encuentra en el escrito de Reyes llamado “Notas sobre la inteligencia americana”):
“La inmediata generación que nos precede (la positivista), se creía nacida dentro de la cárcel de varias fatalidades concéntricas. La primera, común a toda la especie, era el mero hecho de ser hombres, conforme a la sentencia del antiguo Sileno.
“Dentro de ésta la de haber llegado tarde a un mundo viejo con profundísimas raíces culturales. Era el tercer círculo, encima de las desgracias de ser humano y de ser moderno la muy específica de ser americano; es decir, nacido y arraigado en un suelo que no era el foco actual de la civilización, sino una sucursal del mundo”.
El argumento de Victor Frankl sobre el estar en época ajena
M. Stabb citó a Victor Frank en su escrito “Espíritu y camino de Hispanoamérica”, ensayo del año 1953, de la manera siguiente:
“Frankl toma como punto de partida un concepto fundamentalmente cíclico de la cultura: en sus propios términos habla de la interpretación orgánica de las culturas. Reconociendo su evidente deuda con historicistas tan conocidos como Spengler y Tayabee, sostiene que la civilización tiene su juventud, su edad madura, declinación y muerte. Dice que la América española ha seguido, o ha tratado inútilmente de seguir, un ciclo ajeno, es decir, el de Europa. El Viejo Mundo se encuentra ahora en una época senil, imbuida de una tendencia relativista profana, empírica, caracterizada por una estructura social individualista; o en resumidas cuentas, por el modernismo. Pero, en realidad, la edad orgánica propia de la América española es juvenil, y la desgraciada tentativa de hacer que su cultura se conforme al decadente modernismo de Europa, ha producido una crisis aguda, caracterizada por una sensación de inautenticidad”.
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