Guerras mágicas

Autores

Roberto De La Guardia

Fecha

1977-May

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Cita Recomendada:

De La Guardia, R. (1977). Guerras mágicas. Revista La Antigua, Año 6, No. 8, 39–52.

La siguiente transcripción ha sido adaptada del documento original, por lo que el formato puede diferir y puede contener errores.


Definición

Estamos llamando Guerras Mágicas a aquellas cuyas informaciones nos llegan vía tradicional y que involucran seres sagrados como factor de triunfo.

Dedicado a Temístocles Ruíz

Salmo 27

“Si me sitia un ejército contrario,
mi corazón no teme
si se levanta contra mí la guerra
aún tendré confianza”…

David

Introducción.

Estamos llamando Guerras Mágicas a aquellas cuyas informaciones nos llegan vía tradicional y que involucran seres sagrados como factor de triunfo.

Se trata de guerras, indudablemente. En los ejemplos suministrados, se trata de la respuesta del Complejo Cultural territorial castelauro frente a problemas que involucran a los amerindios. Ha habido guerra entre complejos culturales territoriales (CCT) en el Istmo de Panamá por siglos, hasta que uno de ellos, el CCT panameño, se ha impuesto fuera de toda duda. Ha habido guerras contra intervenciones indias originadas en el exterior del Istmo, que por ser recientes son muy recordadas. Son los Mosquitos de la costa de Nicaragua, quienes como punta de lanza de los ingleses penetraron el territorio.

Los nativos del Istmo de Panamá contra los Paleo-nativos del Istmo de Panamá. A los nativos del Istmo de Panamá se les llama Castelauros. A los paleo-nativos, amerindios; entre los cuales tenemos Tules que hablan Cuna; Chocoes que hablan emberá o Waunana y Guaymíes que hablan Ngobé principalmente.

El fondo del problema parece estar o consistir de una disputa territorial, lucha de los castelauros por instalarse y expandirse por el Piedmont del Pacífico. En el curso de tal proceso, los castelauros contaron con un cinturón de ciudades de indianos: Panamá, Natá, Los Santos, Remedios, Alanje. Fue el cinturón básico, desde el cual habrían de expandirse.

Casi simultáneamente, y generalmente al norte de esta franja No. 1, comenzó a formarse un cinturón de “Pueblos de Indios” al cual llamamos aquí franja No. 2. Los pueblos de indios serían, principalmente, Chepo, Penonomé, Parita, Dolega y muchos más. Esta franja No. 2 estaría montada y serviría para varios propósitos: para defender la franja No. 1, para la expansión en profundidad de la franja No. 1; para controlar a los indios en tribu; como pueblos de concentración para indios que serían castelaurizados.

Con el correr del tiempo, los pueblos de la franja No. 2 se subsumirían en la franja No. 1 y quedaría, de esta manera, poca huella de esta franja No. 2.

En cierto sentido, y tarde en la evolución diferenciada de las dos franjas, los habitantes reaccionarían indénticamente ante problemas de indios. Reaccionarían como castelauros. ¿Y cómo sería esa reacción castelaura? Los castelauros se formaron en el catolicismo, el antiguo catolicismo tridentino. Frente a ellos estuvieron todo el tiempo los indios a los cuales catalogaban como paganos, como bárbaros, mientras que los castelauros erań católicos.

En tiempos de dificultades, los católicos castelauros propalaban entre ellos mismos y para la exportación, que sus santos los ayudaban militar-mágicamente. Esto lo podían entender tanto los castelauros como sus enemigos. Por otra parte, esta ayuda mágico militar les debía dar a los castelauros una confianza marcada en su estructura socio-religiosa. Conocemos que es por algunas o por un número de las anteriores razones, que en los pueblos castelauros hay leyendas que se refieren a Guerras Mágicas.

Esta nota va dedicada a Temístocles Ruíz porque la lectura de su hermoso libro de cuentos suministró un importante elemento histórico-geográfico que permitió redondear estas nociones: Su colección “Cuentos Panameños”.

Unidad No. 1: Chimán.

En 1932 apareció el libro, de Temístocles Ruíz, llamado “Cuentos panameños” (tipografía Henry, Panamá). Y dentro, el relato “El ejército del cacique Ponquinique ataca al pueblo de Chimán” (páginas 191-193).

Este cuento es importante porque revela un patrón de enfrentamiento entre la Cristiandad, representada por los habitantes de Chimán y el paganismo, representado por los Tule de la Serranía de Majé.

Chimán es un enclave, un puertecillo en la costa del Pacífico del Istmo, habitado por castelauros melanodermos. Los chimaneros poso penetran hacia la serranía donde se localizan grupos del Tulenega.

Ha habido frecuentes luchas por esa zona entre Castelauros y Tules, de habla cuna, y esas luchas son muy antiguas. Una de las formas de la lucha centenaria es la que expresa el cuento de Temístocles Ruíz. He aquí la parte pertinente:

“Fue entonces cuando otro fenómeno se hizo visible y los chimaneros estupefactos quedaron postrados de rodillas orando fervorosamente, porque del templo vieron salir el mismo caballero y la misma divinidad que apareció en la noche de las flores y que con voz potente e imperativa se dirigieron a los atacantes y les dijeron: ¡Hijos de la selva!, ¡Retiraos a vuestros hogares! Los que desaparecieron inmediatamente, quedando todo tranquilo en Chimán.

Seguidamente se vio que los dos misteriosos personajes vestidos de una magnificencia divina entraron al templo y en él desaparecieron sin que nadie sepa de que manera (…). Nosotros por nuestra parte, nos atenemos a la tradición chimanera que nos ha enseñado que estos personajes eran el Cristo de Chimán y la Virgen del templo de este lugar”. (193).

Elementos del cuento:

  1. Lucha entre indios cunas y castelauros.
  2. Responsabilidad de la agresión contra los Tule, a pesar de ser los castelauros los que están penetrando, enclavándose en territorio de otro.
  3. Los castelauros, en trance de perder, reciben ayuda milagrosa, que surge del templo local.
  4. A la vocalización de órdenes en castellano (de Castilla), los amerindios se retiran.
  5. Mensaje: Dios está con los Castelauros. El derecho está de parte de los castelauros. Prevalecerán los castelauros -los cristianos-, contra los paganos.

Unidad No. 2: San Francisco de la Montaña. Un Ejército de Santos

Kant Emilio Sánchez, cuando era estudiante graduando del Colegio Félix Olivares de David, realizó una investigación llamada “Un estudio del poblado de San Francisco de la Montaña: Veraguas, 1961”. En las páginas 102 y 103 aparece una leyenda que es como sigue:

“Las leyendas del Pueblo de San Francisco se refieren en casi su totalidad a la fundación del pueblo. A continuación presento las principales versiones a este respecto. Tienen otras leyendas, pero de menor importancia.

Según declaración de la señora Avelina A. de Rodríguez y de la señora de Arrocha, “en los primeros del pueblo, una vez, los indios Mosquito, que eran muy voraces, después de incendiar Santa Fe, (por lo cual dicen que las casas ahí están en desorden, para protegerse de los indios y que aún se encuentran huellas de tal desastre), se dirigieron a San Francisco para incendiarlo. Pero, al llegar al Cerro del Toro (un cerro que bordea el poblado), vieron un ejército de muchos santos, a los cuales capitaneaba San Francisco, y que los indios, al ver esto, gritaron:”Suliá Brava” y se alejaron del lugar”.

Llama la atención en el caso de San Francisco de la Montaña lo siguiente:

  1. San Francisco fue un “’pueblo de indios”, y lo fue casi hasta la liquidación del poder político de España.

  2. Incidentes con los indios mosquitos los tuvieron, fuera de toda duda y que estuvieron en alerta de guerra, por mucho tiempo, también es cierto. Bastaría con ver las observaciones de Manuel de Jesús Atencio de 1787. (Colección Antonio B. Cuervo, Bogotá 1891, pág. 320).

  3. Por otra parte, el último incidente que involucró a los guaymíes y a los indios castelaurizados de San Francisco fue en 1882. La gente de Cañazas dirigida por José del C. Aponte agradeció el envío de tropas a la región para protegerlos de los guaymíes. (Gaceta de Panamá 23 de mayo 1882).

  4. Lo anterior es para comentar la última parte del escrito de San Francisco que dice así:

    … y que los indios, al ver esto gritaron: “Sulia Brava” y se alejaron del lugar”.

    Suliá o Tzuliá es la manera particular como los guaymíes califican a los castelauros. Es decir, que los indios atacantes, al hablar de tal manera, deberían ser calificados como guaymíes, antes que como guayros o mosquitos.

  5. Y queda el problema principal: lo que salva al pueblo de San Francisco, es el Patrón del Pueblo, el cual logró reclutar un ejército de santos.

    Frente a semejante ejército, los indios se alejaron. No se ha recogido ninguna versión que indique que los indios sabían que se trataba de un problema sobrenatural.

    Los castelauros de San Francisco sí que lo sabían. Es casi necesaria, para que trabaje el sistema, que los indios hubieran percibido algo. Al parecer, la insistencia se refiere al número de santos que pudo presentar el pueblo en su defensa y no en acciones específicamente militares. Aquí se separa San Francisco un poco de las otras unidades.

Unidad No. 3: Penonomé. La Virgen de las Pega-Pega

“Cuando cruzaba la plaza, el cura del pueblo notó una flecha clavada en tierra, cuyo extremo tenía un papel escrito. Era un mensaje del jefe de los indios Mosquitos, en el cual pedía la entrega del sitio aquel, de gran prestancia, bajo amenaza de que se le atendía o entraría a sangre y fuego.

El cura fue rápidamente a casa del Alcalde y comunicó la mala nueva. Las campanas tañeron incansablemente ese día; llamaban a los habitantes porque había que aprestarse, a luchar, a defender el pueblo.

Los indios, por su parte, cumpliendo la amenaza, comenzaron a incendiar los alrededores para amedrentar a los vecinos.

Todos fueron al encuentro de los atacantes. Sólo quedaron en el pueblo, dentro del templo, las mujeres, niños y ancianos, pidiéndo a la virgen un milagro. Pidiéronle al cura que dejara verla, ya que estaba en su nicho de puertas cóncavas y cerrado…

Nadie puedo abrirlo, no bastó la fuerza bruta de los más fuertes que quedaron… y los fieles comenzaron a sentirse infieles… habían cometido muchos pecados y ahora la virgencita no quería ayudarlos y el peligro era inminente.

De pronto, las teas no se vieron.. desaparecieron como por arte de magia. Sus dueños corrían despavoridos. El ataque terminó… la ciudad se salvaba y los defensores volvieron con la alegría en sus rostros… Al templo convergieron todos. Se intentó abrir nuevamente el nicho, ahora con éxito. “Cuánta no fue la sorpresa de los creyentes al ver a la adorada patrona con el traje lleno de pega-pegas.

Todos comentaron el suceso. Júbilo hubo y se pensó rápidamente en el milagro. Cuando llegó uno de los indios al pueblo, asombrado por lo que había visto el día del ataque, decía que era. una gran defensora del pueblo que se levantó por los cielos con una espada encendida y en actitud de combate.

…La Vírgen había salido de su nicho para ir al encuentro de los indios.

… Una vez la Inmaculada Concepción salvó a su pueblo”. (Wilson, 1961: 174)

Discusión

En el caso de la Virgen de las Pega Pega, las operaciones tienen la forma siguiente:

  1. Los indios Mosquito amenazaban con tomar el pueblo de Penonomé a sangre y fuego. Es decir, pensaban entrar a degüello, lo cual los clasifica inmediatamente de bárbaros. Y los indios comenzaron por quemardos alrededores.
  2. En este caso, y a diferencia de San Francisco, la gente del pueblo se defendió mientras que los más débiles pidieron a la Vírgen un milagro.
  3. En este caso, el ataque de la Virgen parece haberse realizado sin conocimiento explícito de los castelauros.
  4. Pero los indios si sintieron el efecto “Virgen de las Pega Pega”, que consistió aparentemente de lo siguiente:
    1. La Virgen estuvo caminando por entre el monte bajo, puesto que se llenó de “pegapegas”.
    2. Se levantó por los cielos, lo cual per se, es algo sobrenatural, y fue en este momento cuando surtió su máximo efecto aparente.
    3. Amenazó con una “espada encendida”. Es decir, frente al invasor pagano con teas vegetales, una fuente de fuego, controlada, establece un diferencial en el equipo que, per se, es irresistible.
  5. En el caso de Penonomé, la Virgen de las Pega Pega, era la Inmaculada Concepción, cuya simple actitud agresiva desalentó a los atacantes mosquitos.
Cuadro No. 1: La guerra.
Chimán San Francisco Penonomé
Número de Personajes Cristo de Chimán
La Virgen
No. de Santos Capitán
San Francisco
Virgen de las Pegapega
Armas Ofensivas Espada Encendida
Armas Psicológicas Voces en Castellano Vista del Ejército Levitación
Tipo de Enemigo Tules Mosquitos Guaymíes Mosquitos
Reacción del Enemigo Desaparecieron Se alejaron Corrían Despavoridos
Tipo de Amenaza Asalto Incendio Degüello Incendio
Visibilidad del fenómeno para paganos Exposición Completa Exposición Completa Exposición Aérea
Visibilidad del fenómeno para cristianos Exposición completa No Definida No Visible
Factor de Triunfo Voces Número Aparición Amenazadora
Mensaje A. Responsabilidad Amerindio Amerindio Amerindio
Mensaje B. a quien protegen los Santos Castelauros Castelauros Castelauros

Material Comparativo: La Leyenda Vallenata

Castillo-Cárdenas, Gonzalo. 1972- “Prejuicios ideológicos que bloquean el proceso educativo”.

En: “Por ahí es la cosa: Ensayos de Sociología e Historia Colombianas”. Publicaciones de la Rosca. Bogotá.

“Un ejemplo en que la religión y el folklor se mezclan para perpetuar y difundir una interpretación ideológica de la historia es la llamada”Leyenda Vallenata”.

Este ejemplo viene a la memoria porque durante los días en que se escribe este ensayo la prensa está llena de noticias, de fotografías y de crónicas, que comentan y exaltan el Festival de la Leyenda Vallenata, que se celebra cada año en Valledupar, en conmemoración de los “acontecimientos” que describe la leyenda, y que se supone que ocurrieron en el siglo XVI (abril 27 de 1576).

La fiesta popular se celebra en honor de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario. Cuenta la leyenda que los indios Tupes y Chimilas, al mando del cacique Uniaymo, sostuvieron recios combates con los españoles, llegando a inflingirles serias derrotas.

Victoriosos los indios se dirigieron al Valle de Upar, y tomando desprevenida la población, incendiaron todo lo que encontraron a su paso. Cuando se dedicaban a prender fuego al templo de Nuestra Señora del Rosario, muy venerada por los españoles, surgió de pronto una bella mujer que fue apartando con sus manos las flechas incendiarias que los indios lanzaban. Al ver esto los indios, dice la leyenda, huyeron a refugiarse en las sabanas de Sicarate.

Pero hasta allí los persiguió el capitán español Antonio Suárez de Flores, quien estaba también a punto de ser derrotado cuando surgió de nuevo la mujer (La Virgen del Rosario), y con su báculo resucitó a los españoles que yacían tendidos en el suelo. Sobrecogidos por el espanto los indios fueron facilmente aniquilados por los conquistadores.

Cuatro ideas bien claras deja esta leyenda, típicamente colonialista, en la mente popular:

  1. El barbarismo de los indígenas, “que incendiaban todo lo que encontraban a su paso”.
  2. Su paganismo sacrílego al intentar “prender fuego al templo de la Vírgen”.
  3. La intervención de la Providencia en favor de los conquistadores, y en consecuencia.
  4. El exterminio de los indios estaba plenamente justificado”.

(Castillo - Cárdenas: 1972: 35).

Cuadro No. 2: Material Comparativo
Guerras mágicas
Castelauras
Leyenda Vallenata
Colombianos
A. Amerindios A. Amerindios
1. Amenazas; asaltos, incendio. degüello, 1. Barbarismo de los indígenas que incendiaban todo lo encontraban a su paso.
2. Se encuentra paganismo sin noción de sacrilegio. 2. Su paganismo sacrílego al intentar prender fuego al templo.
3. Defensa de los pueblos con todo lo que tenían.
B. Castelauros B. Conquistadores
1. Justificada la intervención providencial caso de guerra injusta. 1. Justificada la intervención en favor de los conquistadores
2. No se habla de exterminio de los indios pero sí de mantenimiento del statu quo - cada uno en su territorio. 2. El exterminio de los indios plenamente justificado

Bibliografía

  • Atencio, Manuel de Jesús. 1891. “Exploración de las playas de la costa norte de la antigua provincia de Veraguas”. En: Colección Antonio B. Cuervo. Bogotá.
  • Ruiz, Temistocles. 1976. “Cuentos Panameños”. Editorial Guadalupe. Bogotá.
  • Sánchez, Kant Emilio. 1961. “Un estudio del poblado de San Francisco de la Montaña”. Colegio Félix Olivares (Memoria). David.
  • Wilson, Carlos. 1961. Un estudio del poblado de Penonomé”. Colegio Félix Olivares (Memoria). David.
  • Castillo-Cárdenas, Gonzalo. 1972. “Prejuicios ideológicos que bloquean el proceso educativo”. En: “Por ahí es la cosa: Ensayos de Sociología e historia colombianas”. Publicaciones de la Rosca. Bogotá